29 de abril de 2024

Archivo de Notas

Si usted creció en una familia de clase media ligeramente disfuncional, asistió a la escuela pública, reconoce los nombres de Regino Burrón, Borolas Tacuche de Burrón, Tsekub Baloyán y Susano Cantarranas, el título de esta entrega no le será ajeno.Pero si nada le dice, o es usted un yuppie milenial, o pertenece a las clases dominantes, o es un agente de la CIA, o es un fifí reaccionario que añora el pasado, o acaba de salir de un coma de varios años.La risa, remedio infalible, como saben quienes están en las categorías enunciadas en el primer párrafo, era una
Si usted creció en una familia de clase media ligeramente disfuncional, asistió a la escuela pública, reconoce los nombres de Regino Burrón, Borolas Tacuche de Burrón, Tsekub Baloyán y Susano Cantarranas, el título de esta entrega no le será ajeno.Pero si nada le dice, o es usted un yuppie milenial, o pertenece a las clases dominantes, o es un agente de la CIA, o es un fifí reaccionario que añora el pasado, o acaba de salir de un coma de varios años.La risa, remedio infalible, como saben quienes están en las categorías enunciadas en el primer párrafo, era una
“Estaba por terminar el siglo diecinueve cuando Nietzsche recibió la visita de Lou Andreas-Salomé. ‘El siglo ya va a terminar’, comentó el filósofo loco a la vieja amiga. Se cuenta que entonces Lou tomó su mano y le respondió: ‘Tu siglo, mi querido Friedrich, apenas comienza’. Friedrich Nietzsche murió entre el ocaso del siglo que le tocó vivir y la aurora del siglo que le reconocería como uno de los más grandes y polémicos pensadores de todos los tiempos. El hombre que inspiró más de 300 composiciones musicales, entre las que destacan conocidas obras de Strauss, Orff, Wolf y
“Estaba por terminar el siglo diecinueve cuando Nietzsche recibió la visita de Lou Andreas-Salomé. ‘El siglo ya va a terminar’, comentó el filósofo loco a la vieja amiga. Se cuenta que entonces Lou tomó su mano y le respondió: ‘Tu siglo, mi querido Friedrich, apenas comienza’. Friedrich Nietzsche murió entre el ocaso del siglo que le tocó vivir y la aurora del siglo que le reconocería como uno de los más grandes y polémicos pensadores de todos los tiempos. El hombre que inspiró más de 300 composiciones musicales, entre las que destacan conocidas obras de Strauss, Orff, Wolf y
El 11 de junio pasado des-celebré, a la manera de Alicia en el país de las maravillas, los 100 años de Henry con una columna titulada “Unhappy Birthday, Herr Professor!” que me trajo críticas y algunas expresiones de conmiseración de mis amigos intelectuales.Pero no me retracto de mis opiniones. Como le dije a uno de sus admiradores, ninguna reseña de su (innegable) inteligencia podría deslavar lo genocida a ese rufián que cargó a cuestas el fardo de la “estrategia del dominó” que masacró a centenares de jóvenes en el sudeste asiático y portó las medallas de una variopinta colección
El 11 de junio pasado des-celebré, a la manera de Alicia en el país de las maravillas, los 100 años de Henry con una columna titulada “Unhappy Birthday, Herr Professor!” que me trajo críticas y algunas expresiones de conmiseración de mis amigos intelectuales.Pero no me retracto de mis opiniones. Como le dije a uno de sus admiradores, ninguna reseña de su (innegable) inteligencia podría deslavar lo genocida a ese rufián que cargó a cuestas el fardo de la “estrategia del dominó” que masacró a centenares de jóvenes en el sudeste asiático y portó las medallas de una variopinta colección
Albert Einstein fue el más notable hombre de ciencia del siglo XX. Un pensador notable dijo a sus alumnos que “Si Dios creó el Universo y Newton lo explicó, este modesto profesor alemán lo ordenó”.Utilizando sólo la fuerza de su mente, sin ayuda de complejos y costosos aparatos, laboratorios, supercomputadoras o batallones de asistentes que hoy están a disposición de los investigadores, Einstein desveló los enigmas del universo para explicarlos en un lenguaje llano e incluso encantador.Produjo uno de sus primeros grandes trabajos cuando era empleado de la oficina de patentes en Berna, Suiza. Es un documento de apenas
Albert Einstein fue el más notable hombre de ciencia del siglo XX. Un pensador notable dijo a sus alumnos que “Si Dios creó el Universo y Newton lo explicó, este modesto profesor alemán lo ordenó”.Utilizando sólo la fuerza de su mente, sin ayuda de complejos y costosos aparatos, laboratorios, supercomputadoras o batallones de asistentes que hoy están a disposición de los investigadores, Einstein desveló los enigmas del universo para explicarlos en un lenguaje llano e incluso encantador.Produjo uno de sus primeros grandes trabajos cuando era empleado de la oficina de patentes en Berna, Suiza. Es un documento de apenas
Un pequeño grafococo con quien cruzo saludo sólo cuando es inevitable, puso por escrito la opinión que realmente tiene de mi: soy, publicó, “un nefasto”.Además de ello, en su texto, que no llamaré “columna” por respeto al oficio, conminó a los censores oficiales a tomar medidas contra mi desempeño profesional.Dudo mucho que tales censores se hayan dado por aludidos, pues no es secreto que los libelos de este mentecato, a quien llamaré Luisito, no se leen ni por interés profesional.Pero regreso al tema. Tan delicada proclama de admiración y afecto me provocó un arrebato de hilaridad. En más de
Un pequeño grafococo con quien cruzo saludo sólo cuando es inevitable, puso por escrito la opinión que realmente tiene de mi: soy, publicó, “un nefasto”.Además de ello, en su texto, que no llamaré “columna” por respeto al oficio, conminó a los censores oficiales a tomar medidas contra mi desempeño profesional.Dudo mucho que tales censores se hayan dado por aludidos, pues no es secreto que los libelos de este mentecato, a quien llamaré Luisito, no se leen ni por interés profesional.Pero regreso al tema. Tan delicada proclama de admiración y afecto me provocó un arrebato de hilaridad. En más de
¿Qué tanto podemos recuperar del pasado? ¿Es el pasado –el personal o el colectivo- un país extranjero donde todo tiene un aire diferente? Puede ser o no. Lo indudable es que para algunos siempre tendrá un atractivo múltiple: de la ensoñación al horror, del olvido imposible a la recuperación posible.Alguien podría decir que no es éste el caso del historiador. Pero ¿qué tanto recupera el pasado un historiador? Gore Vidal habla del pasado como “una comarca inverosímil”, mientras que Bárbara Tuchman nos sugiere ubicarnos en el contexto preciso del tiempo ido y Marc Bloch lo define como la “ciencia
¿Qué tanto podemos recuperar del pasado? ¿Es el pasado –el personal o el colectivo- un país extranjero donde todo tiene un aire diferente? Puede ser o no. Lo indudable es que para algunos siempre tendrá un atractivo múltiple: de la ensoñación al horror, del olvido imposible a la recuperación posible.Alguien podría decir que no es éste el caso del historiador. Pero ¿qué tanto recupera el pasado un historiador? Gore Vidal habla del pasado como “una comarca inverosímil”, mientras que Bárbara Tuchman nos sugiere ubicarnos en el contexto preciso del tiempo ido y Marc Bloch lo define como la “ciencia
“Janet Cooke es una hermosa y vital negra con aire dramático y un extraordinario talento para escribir. También es la cruz que el periodismo -especialmente el Washington Post y en particular Benjamin C. Bradlee- llevará a cuestas para siempre. A los 26 años escribió una vívida y dolorosa historia sobre un heroinómano de ocho años a quien el concubino de la madre inyectaba periódicamente. La información se publicó en primera plana el domingo 28 de septiembre de 1980 y tuvo en vilo a la ciudad durante semanas. El 13 de abril de 1981 ganó para Cooke el Premio Pulitzer.“En
“Janet Cooke es una hermosa y vital negra con aire dramático y un extraordinario talento para escribir. También es la cruz que el periodismo -especialmente el Washington Post y en particular Benjamin C. Bradlee- llevará a cuestas para siempre. A los 26 años escribió una vívida y dolorosa historia sobre un heroinómano de ocho años a quien el concubino de la madre inyectaba periódicamente. La información se publicó en primera plana el domingo 28 de septiembre de 1980 y tuvo en vilo a la ciudad durante semanas. El 13 de abril de 1981 ganó para Cooke el Premio Pulitzer.“En
La mañana del 6 de abril de 1930, hace 93 años, Mohandas KaramchandGandhi arribó a la playa de Dandi, en el estado Guajarat, en la India, a la cabezade una abigarrada muchedumbre.El frágil y diminuto hombre de 61 años a quien los devotos llamaban “Bapu”,“padre”, se detuvo en la arena y posó la mirada en las intranquilas aguas del golfode Khambhat que galopaban presurosas rumbo al Mar Arábigo.Hundió la mano derecha en una de las dunas que ondulaban en la playa ylevantó un poco de la salmuera que la canícula había fundido sobre la arenablanquísima.Y con aquella su voz
La mañana del 6 de abril de 1930, hace 93 años, Mohandas KaramchandGandhi arribó a la playa de Dandi, en el estado Guajarat, en la India, a la cabezade una abigarrada muchedumbre.El frágil y diminuto hombre de 61 años a quien los devotos llamaban “Bapu”,“padre”, se detuvo en la arena y posó la mirada en las intranquilas aguas del golfode Khambhat que galopaban presurosas rumbo al Mar Arábigo.Hundió la mano derecha en una de las dunas que ondulaban en la playa ylevantó un poco de la salmuera que la canícula había fundido sobre la arenablanquísima.Y con aquella su voz
Muy joven caí en el vicio que Edmundo Valadés llamó “impune”: el de la lectura.No puedo precisar en qué momento mágico me atraparon los libros. Recuerdo las novelas de Pearl S. Buck que mi madre leía todas las tardes entre la comida y la cena, la breve tregua de las escaramuzas de una abundante y ruidosa prole, y un tomo que mi padre ocultaba púdicamente y que yo leía a escondidas. Al día de hoy no entiendo el encubrimiento. Era la historia de un empresario que se divorcia, traiciona a sus amigos y finalmente se traiciona a sí mismo
Muy joven caí en el vicio que Edmundo Valadés llamó “impune”: el de la lectura.No puedo precisar en qué momento mágico me atraparon los libros. Recuerdo las novelas de Pearl S. Buck que mi madre leía todas las tardes entre la comida y la cena, la breve tregua de las escaramuzas de una abundante y ruidosa prole, y un tomo que mi padre ocultaba púdicamente y que yo leía a escondidas. Al día de hoy no entiendo el encubrimiento. Era la historia de un empresario que se divorcia, traiciona a sus amigos y finalmente se traiciona a sí mismo
En una era en donde a los héroes se les mira con un dejo burlón y se quiere reprimir más que imitar a los diferentes, la biografía de John Reed, autor de México insurgente y Diez días que estremecieron al mundo, puede resultar tan abrumadora como un largometraje pasado a alta velocidad en donde las imágenes se persiguen unas a otras hasta marearnos.Reed murió 72 horas antes de cumplir 33 años, en una tierra ajena y honrado por banderas de una nación que no era la suya. Fue testigo de dos de las primeras revoluciones del siglo y su
En una era en donde a los héroes se les mira con un dejo burlón y se quiere reprimir más que imitar a los diferentes, la biografía de John Reed, autor de México insurgente y Diez días que estremecieron al mundo, puede resultar tan abrumadora como un largometraje pasado a alta velocidad en donde las imágenes se persiguen unas a otras hasta marearnos.Reed murió 72 horas antes de cumplir 33 años, en una tierra ajena y honrado por banderas de una nación que no era la suya. Fue testigo de dos de las primeras revoluciones del siglo y su
Edmundo Valadés, genial creador de la revista El Cuento, sostuvo que en un cuento, la única posibilidad que el autor tiene de ser reconocido pasa necesariamente por el estilo.“Es la marca de fábrica, la manera personal de contar la historia, de tender a su estructura, de perfilar personajes, de manejar el idioma. De tramar un cuento que resulte inolvidable, como también lo será él mismo”, expresó el autor de La muerte tiene permiso.En la vida cotidiana el estilo es la personalidad. Es todo aquello que caracteriza a un ser humano y que refleja en su entorno más inmediato. También
Edmundo Valadés, genial creador de la revista El Cuento, sostuvo que en un cuento, la única posibilidad que el autor tiene de ser reconocido pasa necesariamente por el estilo.“Es la marca de fábrica, la manera personal de contar la historia, de tender a su estructura, de perfilar personajes, de manejar el idioma. De tramar un cuento que resulte inolvidable, como también lo será él mismo”, expresó el autor de La muerte tiene permiso.En la vida cotidiana el estilo es la personalidad. Es todo aquello que caracteriza a un ser humano y que refleja en su entorno más inmediato. También
En octubre la República de las Letras recuerda a uno de sus hijospredilectos. Con brillantes notas, Calíope y Terpsícore anunciarán que a 138 añosde su nacimiento, la memoria de Ezra Pound no se ha disipado del todo en laruindad de los tiempos que vivimos.Hay parajes en los que la poesía se aferra al alma de jóvenes y viejos. Séincluso de políticos no del todo corrompidos, que esparcen la cadencia de LosCantos, como anuncio de la derrota de Hugh Selwyn Mauberley.Y en este aniversario, como desde hace incontables años, JdO ofrece en lamodestia de su espacio, un recuerdo del Gran
En octubre la República de las Letras recuerda a uno de sus hijospredilectos. Con brillantes notas, Calíope y Terpsícore anunciarán que a 138 añosde su nacimiento, la memoria de Ezra Pound no se ha disipado del todo en laruindad de los tiempos que vivimos.Hay parajes en los que la poesía se aferra al alma de jóvenes y viejos. Séincluso de políticos no del todo corrompidos, que esparcen la cadencia de LosCantos, como anuncio de la derrota de Hugh Selwyn Mauberley.Y en este aniversario, como desde hace incontables años, JdO ofrece en lamodestia de su espacio, un recuerdo del Gran