Está claro que es potencialmente peligroso para nuestro país que nuestra presidenta esté trabajando ideológicamente a medias tintas. Se sabe que lleva bien marcada en las venas el movimiento de izquierda latinoamericana, pero que, al mismo tiempo, tiene un gran pacto con la razón y la ciencia. No parece estar obedeciendo al 100 % las órdenes de Andrés Manuel ni del Cónclave, que podría estar dirigiendo junto a el la Cuarta Transformación. Si bien cuenta con el respaldo de los grandes personajes de este movimiento, muchos de ellos la abandonarían en la primera oportunidad si se contrapone a los caprichos del expresidente.

Por ello, Claudia Sheinbaum se encuentra en un dilema: entre impulsar esta Cuarta Transformación y su “segundo piso”, y afrontar la realidad de un país que requiere una administración pública adecuada a sus problemáticas, en la cual intervienen diferentes factores prioritarios. Desde las difíciles relaciones diplomáticas y comerciales con potencias como China y Estados Unidos, hasta el pago de la factura de los caprichos de un gobierno liberal que frenó la productividad y sumió la economía en un proceso decadente. Esto sin mencionar el pésimo manejo de la salud pública durante seis años y la relación permisiva que se mantuvo en ese sexenio con el crimen organizado que le fueron heredados.

El año, o más bien los años, que siguen en el sexenio de Claudia se presentan difíciles ante estas grandes disyuntivas y problemáticas. Se necesita un liderazgo fuerte y confiable para que todos los mexicanos respaldemos las decisiones de la doctora. Esta no es la hora de continuar con el divisionismo y la tiranía autoritaria con que gobernó el fallido mesías que fue el Peje.

Este año es crucial para resolver esa dicotomía: convertirse en la servidora pública que el país necesita o continuar alimentando el sueño de un fantasioso personaje egoísta y rencoroso, como fue su predecesor.

Este monero aún tiene fe en que la doctora resulte ser más inteligente que sumisa y logre, por fin, liberarse de las cadenas del tirano de Macuspana. No necesariamente debe eliminar su ideología, sino tomar lo mejor de ella y rodearse de las personas más comprometidas para enfrentar todas estas problemáticas.

Vaya este mensaje con un fuerte abrazo para todos aquellos que hacen el favor de seguir a este monero. ¡Feliz Año Nuevo, 2025!