Seguimos sin saber hacer política

Por

Ernesto García

- jueves, marzo 13 de 2025

La mesa está puesta para la elección judicial. Ya, de manera oficial, sabemos quiénes aspiran al cargo de juez a nivel local, algo que a la gran mayoría de las personas no les genera eco, impacto ni preocupación. Nadie entiende qué está pasando, cómo va a funcionar el proceso, y es tan evidente que se trata de un capricho que las autoridades electorales ni siquiera quieren pronosticar la cantidad de votos que se recibirán, mucho menos si se alcanzarán los mínimos requeridos por el Instituto Nacional Electoral.

Pero el dilema es aún más grave. Con recursos propios y total inexperiencia electoral, los aspirantes han replicado las técnicas más básicas. Es lógico: ante la falta de dinero y difusión, recurren a las redes sociales, lo cual no considero negativo. Sin embargo, tener un perfil público en Facebook no garantiza votos. De hecho, les apuesto que, si todos los “likes” en sus redes sociales se convirtieran en sufragios, no alcanzarían ni el millar. Y esto no es solo un problema de los candidatos; pregúntenles a los mercadólogos que lidian todos los días con el posicionamiento de marcas.

Otro elemento es la fama, y esta, sin duda, es subjetiva. ¿Quién me conoce y por qué? Una pregunta difícil de responder. Si soy funcionario judicial, solo un grupo limitado de abogados litigantes sabrá quién soy. A diferencia de lo que nos enseñan en la facultad, los abogados no somos el centro del universo ni lo sabemos todo, y con eso no se hace una campaña. Insisto: yo no me postularía sabiendo que estoy destinado a perder ante una maquinaria política que, incluso en este proceso, tampoco mueve masas.