Ahora que la adoctrinada tapadera del mesías de Macuspana —hoy presidenta de la República—, Claudia Sheinbaum, ha proferido ataques contra Ernesto Zedillo por el tema del Fobaproa (que no es más que un mendrugo comparado con el enorme fraude cometido en Segalmex, por citar un ejemplo), vale la pena poner las cosas en perspectiva. El escándalo de Segalmex ni siquiera ha podido ser cuantificado en su totalidad, pues la actual presidenta continúa encubriendo los errores de su predecesor y maestro; incluso hay quienes afirman que él sigue jalando las riendas del poder.
Por ello, es indispensable completar la comparación entre los antiguos gobernantes de este país y las bajezas y deficiencias mostradas por la llamada 4T, encabezada por Andrés Manuel López Obrador. Porque, aunque Claudia apenas lleva unos meses en el cargo, sus acciones ya se suman al desastre de los seis años en que sufrimos al pejelagarto como presidente.

Este monero se puso a pensar: ¿en qué supera este exmandatario a sus antecesores? Ya lo hemos dicho: el escándalo de Segalmex es, por mucho, superior al del Fobaproa. Pero también, en lo payaso y dicharachero, AMLO salió peor que Vicente Fox. En errores y mentiras públicas supera con creces a Enrique Peña Nieto, y más aún si sumamos las agresiones verbales y la persecución política orquestadas desde la más alta tribuna del país.
Volvemos también al tema de las muertes ocurridas durante el sexenio de López Obrador, que superan incluso a las de Felipe Calderón, y eso que el borrachales emprendió una guerra (como él mismo la llamó en su momento). Así que, a pesar de su rollo mareador con el que hipnotizó a miles de chairos —ciegos por voluntad propia o ignorantes por rencor acumulado—, los resultados están a la vista: nos guste o no, comparando, la 4T (que incluye tanto a AMLO como a la propia Sheinbaum) es, por mucho, el régimen más repugnante y fallido en la historia contemporánea de México. Lo adornen como lo adornen, esa es la verdad palpable.
Y si faltara algo para comprobarlo, en apenas unos meses, Claudia ya destruyó el Poder Judicial, desequilibró la balanza de poderes otorgando al Ejecutivo facultades controversiales y aprobó la llamada “ley censura”, que sin duda limitará el desarrollo de una oposición funcional frente a este régimen. Ridículo.
Por eso me atreví a mancillar la imagen del personaje de Roberto Gómez Bolaños, “Chespirito”. El Chapulín Colorado: un héroe patético, cobarde y bastante estúpido, hecho para hacernos reír, no para seguir su ejemplo. En eso se parece Andrés Manuel, sin duda.
Y en fin, seguiremos soportando y esperando a que se les caiga el teatrito, antes de que el heredero de López Obrador —o el de Claudia— llegue al poder y se quede con él para siempre. Un escenario que, tristemente, cada vez parece más posible en esta cuarta tiranía: la 4T.