Las redes sociales son un espantoso milagro. La conectividad que tenemos actualmente provoca que tanto noticias absurdas como noticias realmente trascendentes se desborden a través de los medios digitales, muy a pesar de los gobiernos e incluso de los medios tradicionales de comunicación. Incluyendo, por supuesto, al periodismo.
Pero si nos tomamos un momento para reflexionar sobre algunas de estas noticias, surgen pensamientos que merecen ser considerados.
¿Por qué habría de convertirse en una noticia nacional lo ocurrido en un pequeño asilo en San Luis Potosí? La trascendencia proviene de las emociones colectivas que, en medio de una indignación viral, nos obligan a reflexionar.

Me refiero, por si no se han enterado, al caso del albergue para adultos mayores Santa Sofía, donde se difundieron videos que indignaron no solo a potosinos, sino a personas de todo el país. En ellos se observa al personal maltratando a frágiles e indefensos ancianos. La indignación llegó al grado de que algunas personas pidieron castigos brutales para los responsables. No voy a repetirlos aquí porque, además de extremos, son ilegales.
La persona directamente señalada en los videos intentó eximirse de responsabilidad mediante un video en el que argumentaba que las grabaciones fueron hechas y difundidas por ex-empleados inconformes. Pero eso no cambia lo que se ve: en mi opinión un crimen. Haya sido denunciado por venganza o no, hay responsabilidad.
Pero a este monero lo que le ronda la cabeza es algo más amplio. Aunque el caso pudiera ser aislado, conviene preguntarnos: ¿qué clase de sociedad estamos construyendo, si nuestros mayores —los que nos cuidaron, los que trabajaron por décadas— pueden ser tratados así?
En este cartón represento algunas de esas actitudes sociales como monstruos. Pero son muchísimos más. Me refiero, por ejemplo, al desamor, porque nuestro corazón se endurece y perdemos empatía por quienes un día nos cuidaron. A la desidia, porque a veces nos da flojera visitar a un pariente que nos necesita. A la ignominia, porque es fácil faltarle el respeto a alguien que no puede defenderse. A la crueldad, porque sí, a veces nuestro trato lo es. A la deshumanización, porque reducimos a nuestros mayores a números o estorbos. A la indiferencia, porque ni nos preguntamos si necesitan algo. Y al olvido, porque borramos de nuestra memoria lo mucho que nos dieron.
Estos monstruos nacen de nuestras actitudes. Y es ese entorno el que permite que criminales como los de los videos actúen creyendo que nadie les hará nada. No, no están exentos de culpa. Pero nosotros tampoco lo estaremos si no cambiamos.
Debemos ser una sociedad mejor. Cambiar nuestra actitud, un ciudadano a la vez, un día a la vez. Darles a nuestros mayores el lugar que merecen: uno digno, lleno de gratitud, cuidado, paciencia y respeto.
¿Tú qué opinas, amable lector? ¿Tú sí haces tu parte en el cuidado, atención e integración de nuestros adultos mayores?
No solo te dejo la tarea de aplicar una mejora en tu trato personal. Invita a otros a cambiar también.Estamos a tiempo. Que nuestros valores no se pierdan, por más que se modernice nuestra comunidad. Volvamos a ser lo que fuimos al principio: una tribu que venera a sus ancianos como piezas fundamentales de la civilización.