No hagas promesas que no has de cumplir: las familias del poder

Por

Ernesto García

- jueves, marzo 6 de 2025

La historia de la política está marcada por familias que han controlado durante años, e incluso siglos, las decisiones más importantes en momentos determinantes. Desde los feudos, donde los cargos se heredaban de padres a hijos o se consolidaban a través de matrimonios arreglados que dieron estabilidad a la Europa medieval, hasta épocas más recientes con familias como los Kennedy y los Bush en EE. UU. En México, también hay ejemplos claros: Montiel-Del Mazo-Peña, Ruiz Massieu-Salinas, los Yunes, los Murat, los Sansores, los Alcalde, los Salgado y, finalmente, los Monreal, quienes han logrado consolidar alianzas y liderazgos políticos, sosteniéndose en el poder gracias a su apellido.

Paradójicamente, mientras en el discurso se insiste en que “no son iguales” y que “no negocian en lo oscurito”, el reciente aplazamiento de la ley antinepotismo —logrado en negociaciones ocultas— demuestra lo contrario. Este retraso, calculado estratégicamente, busca obtener beneficios políticos en la elección de 2027.

Irónicamente, unas familias han salido y otras han llegado, pero el nepotismo, la corrupción y el tráfico de influencias no han desaparecido; simplemente se han maquillado, legitimado y vendido como una nueva narrativa. En este contexto, resulta revelador cómo Morena ha integrado a los Yunes en sus filas, producto de la presión ejercida para obtener su voto en la reforma judicial.

Esta reforma ha sacado a flote realidades incómodas, especialmente en torno al Partido Verde, que, como siempre, ha actuado en función de sus intereses particulares. Un partido que opera como un satélite, acomodándose según las circunstancias, en una estrategia que recuerda a la simulación política de los años ochenta.