El torneo terminó y el Atlético de San Luis volvió a quedar a deber. Terminar en el lugar 15 de la tabla no solo refleja una campaña gris: es el espejo de un proyecto que perdió rumbo, identidad y constancia. El equipo nunca logró despegar ni encontrar un estilo de juego equilibrado. Y lo más preocupante: futbolistas que en torneos anteriores eran pilares, hoy lucieron irreconocibles.
El sentir entre la afición es claro: la responsabilidad recae en la directiva y el cuerpo técnico. Guillermo Abascal, quien llegó con la promesa de consolidar una propuesta atractiva, terminó señalado como el principal responsable del mal funcionamiento del plantel. Los números no mienten, y aunque los discursos sobre “procesos” siempre suenan bien, los resultados marcan la diferencia entre la continuidad y el adiós.
La inevitable limpia
En los pasillos del estadio se respira la sensación de cambios. Los rumores apuntan a que Sanabria, Dourado, Joao Pedro, Cata Domínguez y Klimowicz podrían salir. Un movimiento lógico si se considera la irregularidad de varios y el interés de otros clubes en los pocos que sí respondieron. Lo que preocupa, sin embargo, es que no se escuchan nombres de posibles refuerzos. Un silencio que alimenta la incertidumbre y el desencanto de una afición que siente que su equipo camina sin brújula.
El dilema Joao Pedro
Entre los pocos destellos del torneo, Joao Pedro se erigió como campeón de goleo y símbolo de esperanza. Su potencia, técnica y compromiso fueron lo más rescatable en medio del caos. Por eso, la gran pregunta es si el club podrá blindarlo ante el interés de equipos poderosos de la Liga. Perderlo sería un golpe anímico enorme y una señal de que la directiva no ha aprendido del pasado: vender talento sin consolidar proyectos.
Mantener a Joao Pedro sería, más que un acierto, un mensaje. Una declaración de que el Atlético de San Luis quiere dejar de ser un equipo de paso y comenzar a construir algo propio.
¿Una luz desde Madrid?
En medio de este panorama, surge una noticia que genera expectativa: un nuevo grupo inversor adquirió participación en el Atlético de Madrid, el club matriz. La pregunta inmediata es si ese movimiento financiero podrá beneficiar de alguna forma al San Luis.
Sería ingenuo pensar que la inversión llegará directamente, pero sí podría abrir puertas en lo deportivo, como cesiones o colaboración más estrecha en la estructura formativa. Sin embargo, el tiempo dirá si esta relación de “hermandad colchonera” se traduce en algo tangible o si, una vez más, el club potosino queda relegado a la sombra del gigante español.
Entre la paciencia y la exigencia
El Atlético de San Luis está, otra vez, en un punto de inflexión. La afición ya no se conforma con discursos ni promesas. Quiere resultados, identidad y orgullo. Si la directiva no reacciona y el cuerpo técnico no corrige, la siguiente temporada podría ser un déjà vu del fracaso.