Cifras que engañan, ética que protege: el verdadero rol del contador

C.P.C José David Martínez Hermosillo

Por

Redacción

- martes, septiembre 2 de 2025

En la vida del auditor independiente, uno se encuentra con todo tipo de empresas: desde las más ordenadas y meticulosas, hasta aquellas que parecen vivir en el caos y parecen acostumbrarse, o incluso disfrutarlo… y precisamente ahí es donde el trabajo del contador público se pone a prueba; resulta que, durante una auditoría a una empresa dedicada al negocio de la panadería en otro estado de la república, nuestro equipo observó un dato curioso: las ventas reportadas eran idénticas día tras día, sin aumentos en fechas como Navidad o Día de las Madres, cuando por lógica debían dispararse.

Este episodio muestra con claridad que la calidad en la práctica profesional no puede separarse de la ética. Si el auditor hubiera cerrado los ojos, hacerse de la vista gorda, y aceptado la versión cómoda de los directivos, la irregularidad nunca se habría descubierto. Pero su decisión de cuestionar, documentar y actuar con integridad reflejó el verdadero sentido de la contaduría: proteger no solo a la empresa, sino también a la sociedad que confía en ella.

La gestión de calidad que impulsamos en el Colegio de Contadores Públicos de San Luis Potosí busca precisamente eso: que cada auditoría y cada dictamen se realicen con estándares internacionales, rigor técnico y un compromiso ético inquebrantable.

Un contador con calidad y ética no solo revisa números; es alguien que cuida la confianza de la gente, evita engaños y se asegura de que lo que se reporta sea lo que realmente pasa, es decir que los números de los estados financieros representen la realidad del negocio .

Los beneficios son claros:

  • Para la sociedad, mayor transparencia y menos espacio para la corrupción.
  • Para las empresas, decisiones basadas en datos reales y una mejor reputación.
  • Para las familias, certeza de que los recursos están protegidos de malas prácticas.

La calidad y la ética son inseparables: sin ética, la calidad es solo apariencia; sin calidad, la ética queda en buenas intenciones.

 Porque cuando la contaduría se ejerce con calidad y ética, no solo se auditan cuentas: se construye confianza, se previenen riesgos y se protege el futuro de toda la comunidad.