Un día le dimos acceso al poder a un grupo de personas ineficientes y corruptas, pero con mucha labia. Ya sé que esa es la marca que identifica, por lo general, a un político. Pero tenemos que aceptar que hay grados en los tres aspectos que los diferencian.
Por ejemplo, hay personajes sumamente eficientes y altamente corruptos, pero con poco carisma. En cambio, hay personajes encantadores y con alto magnetismo, que no parecen tener ni un cacahuate de cerebro, ni siquiera para corromperse. Las combinaciones son muchísimas.
En el 2018, un personaje que había atraído a las multitudes con lisonjas, promesas y, sobre todo, diciéndoles lo que querían escuchar para hacer eco en sus sentimientos y frustraciones, llegó al poder. Se le dio la oportunidad, pero además de la enorme corrupción que ha permeado en sus filas —y con la que se ha entregado con el afán de conservar el poder— también ha demostrado una gravísima ineficiencia como administrador público y planificador estratégico para beneficio del país.
Maestro de los elefantes blancos, el falso mesías de Macuspana creó proyectos inservibles, que apestan a desvío de fondos y, además, han hecho verdaderos desastres medioambientales. Uno de ellos, como es bien sabido, es la refinería Olmeca, situada en Paraíso, Tabasco.
Aunque ya se ha hablado mucho sobre el tema, vuelve a tener relevancia ante la evidencia clara de los problemas que ha traído dicha planta en Dos Bocas. Recientemente se mostraron en ríos y cuerpos de agua cercanos a la refinería aguas teñidas de rojo, acompañadas de una mortandad masiva de peces.
Esto desató alarma entre las comunidades locales y organizó acciones ambientalistas. Las autoridades locales y federales, incluyendo a la misma Pemex, no han podido dar una explicación sobre la causa de este fenómeno. Sin embargo, expertos han apuntado a posibles derrames de químicos residuales industriales, generados durante los procesos de refinación o las pruebas operativas. Algunos señalan el mal manejo de residuos; otros, el impacto de las obras, ya que la construcción altera el ecosistema —incluyendo manglares y lagunas— lo que ha ocasionado acumulación de contaminantes.

Los pescadores de la zona denunciaron la aparición de los peces muertos, lo que afecta directamente su sustento, mientras que el color rojo del agua se asocia con óxidos o químicos utilizados en el refinamiento de petróleo.
Este problema, visto desde la perspectiva crítica de cualquiera, comienza su ascendente desde la pésima planeación y la falta de estudios de impacto ambiental previos a la construcción de la refinería. Crearon un símbolo político en lugar de una verdadera estrategia para implementar en México un nivel de autosuficiencia energética real. Convirtieron la vida de esta tierra y sus comunidades en una zona de “sacrificio”. Pero, ¿qué se podía esperar de una persona que pensaba que para sacar petróleo solamente había que escarbar y ya?
Por supuesto que las entidades encargadas de proteger nuestros recursos naturales y ambientales, como la Semarnat y la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente, se han quedado calladas o han dado información vaga, lo mismo que Pemex y la Secretaría de Energía. No hay sanciones ni planes de remediación.
Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum, en una mañanera, aceptó que había habido un derrame en un oleoducto marítimo que vertió 300 mil barriles de petróleo en el mar, cerca de las costas, tradicionalmente se ha hecho lo mismo desde hace casi un siglo: a los pescadores se les han dado algunos incentivos para que cierren la boca. Pero solo a grupos organizados; a los pescadores libres los han dejado mirando desde el tapanco.
Se ha creado, pues, otro enorme, costoso, dañino, desafortunado e inservible proyecto más de la 4T. Como todos sabemos, esa es la marca de este gobierno, claro, aderezada por francachelas y payasadas de parte del presidente anterior y las evasiones del actual.
El daño, sin embargo, no está para ser ignorado ni para darnos risa. Pero no le crea a este monero: dése usted una vuelta por páginas especializadas en el tema y ilustrarse sobre el enorme ecocidio y el desastre terrible que vive hoy Tabasco.