TIRANUS EST

Por

Oro

- lunes, abril 28 de 2025

Por supuesto que todavía puede hacerse mucho para sentar las bases firmes de una tiranía dictatorial. Pero la Ley de Telecomunicaciones recién aprobada por el Senado —y (hago énfasis) propuesta por la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum— es un clavo más en el ataúd de nuestra República democrática. Esta tarea de crear un régimen despótico, gobernado por un solo partido, fue ideada hace muchos años por el entonces priísta Andrés Manuel López Obrador, quien, al llegar al poder, comenzó a establecer las bases para lograr su ideal: una transformación que, por ningún lado, parece beneficiar a México.

Sin embargo, quien ha consolidado los peores golpes de autoritarismo y contravención de la Constitución mexicana ha sido Claudia. Porque ella llegó al poder con el voto de mexicanos que estaban conscientes de que se avecinaban estos cambios. Es decir, ya sabían de qué se trataba esto y, aun así, votaron por ella como mayoría. Tal vez hubo fraude. Tal vez algunos votaron engañados. Tal vez algunos lo hicieron por ingenuidad. Y tal vez otros votaron por Claudia por inercia, como parte de un momento histórico nefasto, en el que el deseo de venganza de las clases populares tomó rostro y espíritu, llevando al poder a la 4T. Así, apalancada en ese volumen de apoyo, Claudia Sheinbaum completa las reformas y cambios a nuestro sistema de gobierno y a las leyes que lo sustentan.

La primera estocada fue, sin duda, la consolidación de la reforma judicial, que convierte al Poder Judicial en un circo populista. Comienza a verse que ha sido una pésima decisión, ya que muchas candidaturas están infiltradas por partidos políticos, intereses comerciales e incluso intereses criminales. ¿Cómo no lo iban a hacer las mafias si no tienen en qué gastar tanto dinero? Qué mejor inversión que instalar a un juez, como ya lo han hecho con varios puestos de elección popular.

La ley de supremacía constitucional es también un escalafón más hacia la tiranía y el autoritarismo. Y por último, la nueva Ley de Telecomunicaciones —conocida por la oposición como “ley censura”— contempla el control de las redes sociales, limitando la libre información entre ciudadanos.

En cualquier momento, al igual que ha sucedido en Venezuela y China, el gobierno podría prohibir plataformas como Facebook, YouTube, TikTok, Twitter/X o Instagram.

Llegar a una censura tan íntima, blindando a las masas del conocimiento que podría liberarlas del yugo populista, es una acción digna de cualquier gran dictador que pretenda oprimir completamente a su pueblo para perpetuarse en el poder.

En opinión de este monero, paulatinamente veremos grandes escándalos de censura y persecución mediática en nuestro país. Aún recuerdo vívidamente el día que Venezuela prohibió la transmisión de su más acérrimo crítico televisivo, cerrando por completo las operaciones de una televisora de gran relevancia en ese país.

Esos son los hechos. Ahora, en el terreno de las suposiciones: aquellos que todavía tienen fe en Claudia, que se consideran con la suficiente capacidad de análisis y libre albedrío, y que aun así quieren darle la oportunidad a esta presidenta —considerando su preparación y reputación para evitar una dictadura después de estos cambios tan radicales—, tal vez en seis años podamos seguir respirando tranquilos. ¿Pero creen que esa tranquilidad se mantendrá cuando vean que el candidato para el próximo sexenio será alguien como Andy, el hijo de AMLO? Y de ahí para abajo, quien me digan.

Hay que reflexionar y tratar de prevenir que esto suceda, incluso durante este mismo sexenio. El futuro de México y de nuestros hijos se está forjando en este instante. Pensemos: si estuviéramos presenciando el nacimiento del PRI de 1930, sería mejor detenerlo antes de que cause el daño que provocó durante 72 años. Si tan solo lo hubiéramos sabido.