El nuevo álbum de Bad Bunny, “Debí tirar más fotos”, se viralizó rápidamente, alcanzando millones de reproducciones en poco tiempo y generando muchos comentarios. Este éxito se debe en parte a la fusión de ritmos latinos y a los temas que conectan con la gente, abordando situaciones tanto sociales como ambientales. Particularmente, las canciones “Lo que le pasó a Hawái” y el tema homónimo del disco ponen sobre la mesa las problemáticas de la gentrificación y la turistificación.
Al analizar estos conceptos y conectarlos con sucesos recientes, podemos identificar la forma en que afectan a las comunidades, su cultura, identidad y al medio ambiente, así como sus puntos en común. A partir de esto, es posible afirmar que, además de sus semejanzas, ambas forman parte de un mismo fenómeno.
Una de estas canciones lleva la frase “Debí tirar más fotos de cuando te tuve”, la cual se ha relacionado con el fenómeno de la gentrificación, en el cual los barrios y comunidades sufren la llegada masiva de personas con mayor poder adquisitivo, lo que provoca el encarecimiento de los servicios y las viviendas, ocasionando también un cambio en las dinámicas económicas para satisfacer las preferencias de los recién llegados. A lo que el cantante agrega: “Ojalá que los míos nunca se muden”, pues esto conduce a un desplazamiento de los habitantes originales.
“Quieren quitarme el río y también la playa. Quieren el barrio mío y que tus hijos se vayan”, dice el cantante, añadiendo que no quiere que hagan con Puerto Rico lo que hicieron con Hawái, haciendo alusión al problema de la turistificación, fenómeno en el que la industria del turismo adapta las comunidades a los visitantes, priorizando sus necesidades por sobre las de la población local. Esto genera un impacto en el medio ambiente, en las personas y en su modo de vida, explotando las tradiciones más vendibles y relegando otras, como cuando los turistas intentan que los músicos locales se vayan de los espacios públicos o cuando la oferta comercial se transforma tanto que se empieza a preferir idiomas y monedas extranjeras o salsas que ya no pican. Así, los lugares se convierten en paraísos para el turista, pero en una lucha constante para los residentes.
Estas dos problemáticas, que pueden ocasionar y, a su vez, ser producto la una de la otra, tienen en común que adaptan las comunidades a las personas con más dinero, generan encarecimiento, reducción de espacios públicos, afectaciones a la cultura, tradiciones y desplazamiento de los habitantes, como se menciona en la canción: “Aquí nadie quiso irse, y el que se fue sueña con volver”.
Otro punto que la gentrificación y la turistificación tienen en común es que ambas son manifestaciones del neocolonialismo, fenómeno en el que los países y empresas, en una relación económica de ventaja, se apropian de territorios y recursos, ejerciendo su dominio para explotar el medio ambiente y la cultura, expulsando a las personas, imponiendo valores hegemónicos y destruyendo la identidad de las comunidades, con el fin de maximizar sus ganancias, perpetuando desigualdades y reforzando estructuras de poder.
En este punto, podemos cuestionarnos cómo es que este disco logró resonar en tanta gente, siendo que hay artistas que llevan décadas exponiendo el tema sin alcanzar tal proyección. Y cómo es que Bad Bunny presenta una crítica al sistema mientras, al mismo tiempo, es producto y responde al mismo, al ser también una marca, una empresa que busca la rentabilidad, siempre alineada con los temas de interés y tendencias del mercado, mercantilizando las causas sociales, presentando la rebeldía y la diversidad como objetos de consumo y logrando difusión incluso en este texto.
No obstante, es importante valorar que se dé difusión a estos temas y que se haga un llamado de atención a todos los actores involucrados: a la gente que conforma las comunidades, para que se informen, organicen y actúen. Como dice el intérprete: “No quería irse pa’ Orlando, pero el corrupto lo echó”, por lo que también es crucial presionar a las autoridades, que tienen la responsabilidad de velar por la población y su cultura antes que por intereses empresariales. Y por último, a la industria turística, a los viajeros y a las personas que llegan a establecerse en esos lugares, para que sean conscientes y responsables, respeten y valoren a las personas, su cultura y el medio ambiente, además de asegurarse de que su presencia genere beneficios para la localidad.
Ojalá que el llevar estos temas a la cultura de masas contribuya a generar un impacto positivo. Pues, si bien el cambio es constante e inevitable, es importante analizar quién lo gestiona y a quién favorece, para procurar la justicia social y ambiental.