Las inmersiones submarinas, los viajes al espacio y las subidas a las grandes cimas, pasando por las visitas a zonas en conflicto o la caza en grandes reservas naturales, forman parte del llamado turismo de élite, un fenómeno que busca nuevas y exclusivas aventuras a precios elevados.
La muerte de los cinco tripulantes de un submarino que iban a ver los restos del Titanic a unos 600 kilómetros al sureste de la costa de Newfoundland Canadá, tras el pago de unos 225,000 dólares por persona, han devuelto al primer plano a una tendencia que en algunas de sus vertientes moverá cifras milmillonarios, según los especialistas.
Desde que en 2001 el multimillonario estadounidense Dennis Tito pagó 20 millones de dólares a la agencia espacial rusa Rocosmos por viajar al espacio, el turismo orbital se ha convertido en fuente de negocio para las empresas de todo el mundo.
Con información de: Aristegui Noticias