“Tradwives”: las esposas que dominan la conversación

Mientras los esposos permanecen en la sombra.

Por

Redacción

- jueves, diciembre 4 de 2025

Barcelona, España., jueves 04 de diciembre de 2025.- El fenómeno de las tradwives —las “esposas tradicionales” que triunfan en TikTok e Instagram mostrando una vida doméstica impecable— continúa generando debate. Pero mientras su imagen se viraliza, sus maridos, pieza fundamental del modelo que ellas promueven, permanecen prácticamente fuera de foco.

La periodista Mariola Cubells sostiene que la figura de la tradwife es un “espejismo de las redes”, más cercano al negocio que a una vida tradicional real. Según apunta, muchas de estas creadoras podrían ganar incluso más dinero que “los esposos a los que dicen servir”. Sin embargo, de esos maridos —los que disfrutan de los platillos perfectos y casas impecables— se sabe muy poco.

España: el caso RoRo y un “Pablo” convertido en símbolo

En España, el caso más visible es el de Rocío López, conocida como RoRo, quien generó polémica al presentar sus recetas como un acto de complacencia hacia su pareja, Pablo Santos, bajo el lema: “El menú que le apetecía a Pablo”. Su éxito la ha llevado a colaborar con marcas, participar en programas culinarios y eventos digitales, mientras Pablo ha comenzado a tener su propio espacio en redes… aunque muy por detrás de ella en impacto.

Para Sara Petersen, autora de Momfluenced, los maridos de estas mujeres suelen ser “figuras benéficas de fondo”, necesarias para sostener la narrativa del matrimonio tradicional, pero sin ocupar un rol visible. La escritora Anna North, desde Vox, cuestiona si los hombres jóvenes realmente aspiran a convertirse en trad husbands en 2025 y qué papel buscan desempeñar en un contexto donde ellas sí generan discurso.

Un modelo rígido que atrapa a ambos

La especialista en cultura corporativa Inés Echevarría señala que, incluso cuando ellas monetizan su rol —como RoRo, con casi cinco millones de seguidores—, la estructura se mantiene rígida: “Él es la autoridad simbólica, ella la cuidadora amplificada para la cámara”. Este esquema, advierte, termina generando dependencia emocional y económica en ambas direcciones.

Desde otra perspectiva, Felix James Miller, divulgador y copresentador del podcast Truth, Beauty, Comics, critica que el movimiento reduzca a los maridos a simples proveedores económicos: “La visión de esposo que plantean las tradwives es negativa y limitada”.

El peligro de un modelo que fascina a los jóvenes

El sociólogo y sexólogo Erick Pescador Albiach alerta sobre el impacto cultural del fenómeno. Asegura que estos maridos representan “lo peor del patriarcado opresor disfrazado de pareja satisfecha”, y lamenta que muchos jóvenes vean este modelo como ideal: hombres dominantes y mujeres sometidas, incluso en un contexto donde movimientos como el 4B en Corea o tendencias como el volcel cuestionan la masculinidad tradicional.

Pescador advierte que esta representación detiene procesos de emancipación y profundiza la desigualdad en los cuidados. En 2025 —señala— el 82% de las mujeres renuncia parcial o totalmente a su desarrollo laboral tras ser madres, un dato que evidencia que los roles rígidos siguen marcando la vida familiar.

Ellas brillan; ellos, casi no existen

Mientras las tradwives acumulan millones de seguidores, sus maridos continúan en la sombra. Incluso cuando algunos dan el salto a redes —como Pablo, con casi dos millones de seguidores— siguen lejos del protagonismo de sus parejas. En Estados Unidos, la mayoría de estos hombres son ejecutivos o herederos con un papel irrelevante frente al estrellato doméstico de sus esposas.

El psicólogo Adam Stanaland, de la Universidad de Richmond, afirma que, para el público, estos hombres resultan simplemente “aburridos”, en contraste con figuras polémicas como Andrew Tate, cuyo discurso extremista atrae por su tono provocador.

La paradoja final

Décadas después de que la feminista Betty Friedan afirmara que “ninguna mujer tiene un orgasmo abrillantando el suelo de la cocina”, millones de usuarios siguen fascinados observando a mujeres que se dedican precisamente a ello frente a la cámara. Sus maridos, en cambio, permanecen invisibles.