Réquiem por un sueño y el debate que no se apaga: 25 años de una película incómoda

La película sigue generando debate sobre adicción y el sueño americano

Por

Idalia Garcia

- domingo, junio 15 de 2025

San Luis Potosí, Domingo 15 de junio de 2025.- Cuando Réquiem por un sueño se proyectó por primera vez en el Festival de Cannes en 2000, fue recibida con una ovación de pie. Pero esa misma intensidad causó rechazo en Toronto, donde algunos espectadores abandonaron la sala por el impacto de las imágenes.

La película, dirigida por Darren Aronofsky y basada en una novela de Hubert Selby Jr., se convirtió en un retrato explícito del deterioro causado por la adicción, a través de cuatro personajes cuyas vidas se entrelazan con drogas, ambición y desesperación.

Ellen Burstyn interpreta a una mujer mayor que recurre a pastillas para adelgazar con la esperanza de aparecer en televisión, mientras su hijo (Jared Leto), su novia (Jennifer Connelly) y su amigo (Marlon Wayans) intentan enriquecerse vendiendo heroína. La historia los arrastra hacia destinos marcados por la degradación física y emocional.

Aronofsky construyó una experiencia visual extrema para retratar los efectos de las drogas, empleando técnicas como cámaras acopladas al cuerpo, divisiones de pantalla, aceleraciones de ritmo y encuadres distorsionados. Su enfoque, sin embargo, dividió opiniones entre quienes lo vieron como una advertencia visualmente impactante y quienes lo consideraron excesivo.

El filme también desató discusiones sobre el tratamiento del adicto: ¿es una mirada compasiva o una explotación estética del sufrimiento? ¿Refleja una realidad inevitable o refuerza estereotipos irreversibles?

Aunque expertos como David J. Nutt elogian su precisión al mostrar los impulsos químicos de la adicción, otros como Gene Heyman critican que la película refuerza la idea errónea de que es imposible dejar las drogas.

El origen del proyecto fue una copia de la novela en el estante de Aronofsky, que atrajo al productor Eric Watson. Rechazada por todos los grandes estudios, la producción siguió adelante con un presupuesto modesto y un elenco que asumió riesgos físicos y emocionales para alcanzar autenticidad.

La visión detrás de la historia va más allá del consumo de sustancias: para Selby, el sueño americano mismo era el foco del deterioro. La televisión, la fama instantánea y el consumo se presentan como motores de la autodestrucción.

A lo largo de los años, Réquiem por un sueño ha sido comparada con obras literarias como El gran Gatsby o Revolutionary Road por su crítica a las ilusiones colectivas de bienestar y éxito. La película permanece como una de las representaciones más intensas del colapso personal, dejando una marca persistente en quienes la ven, tanto por su forma como por su fondo.