Ya como presidenta de México, Claudia Sheinbaum se comprometió a continuar con el humanismo mexicano de la cuarta transformación, que entre sus principios seguirá el postulado que se convirtió en guía del gobierno de Andrés Manuel López Obrador: “por el bien de todos, primero los pobres”.
En un segundo principio, la mandataria reiteró que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre; además, los gobernantes deben ser honrados y honestos, pues el uso de la infraestructura del Estado para uso personal o de un lujo ensucia el servicio público.
“La democracia es el gobierno del pueblo: con el pueblo todo, sin el pueblo nada”, manifestó Sheinbaum Pardo. En su gobierno aseguró que estará “prohibido prohibir”, pues la libertad es el desarrollo de la democracia, así como las mujeres tendrán derecho a la igualdad sustantiva; “la política se hace con amor, no con odio”, reiteró al anticipar su condena por el clasismo, el machismo, el racismo y cualquier forma de discriminación.
En su gobierno aseguró garantías para todas las libertades de expresión, de prensa y por la protección de los derechos humanos no usará el Poder del Estado para reprimir el pueblo; “cualquiera que diga que habrá autoritarismo está mintiendo”, refutó a las voces disidentes.
En economía, Claudia Sheinbaum aseguró que se mantendrá la autonomía del Banco de México y envió un mensaje para dar certeza a las inversiones extranjeras que estarán seguras en el país, “trabajaremos de la mano del sector empresarial y de los trabajadores para seguir aumentando el salario mínimo”, puntualizó.
No habrá aumento de los combustibles y gasolinas, mientras que del lado de los trabajadores del Poder Judicial garantizará de sus derechos laborales. Dará la permanencia de los programas sociales y pensiones.