En México la empresa privada no sabe cómo generar riqueza con el conocimiento, tampoco quiénes están en el servicio público y toma de decisión; la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, es vista como ornamental, fuente de curiosidades del universo y la naturaleza.

Ha sido y es uno de los mas grandes y arraigados errores en nuestro país.

En los poderes públicos mexicanos se cita a expertos para publicar libros de arte con pretexto de la Tabla Periódica, con pretendida filia a la CTI, como sucedió recientemente en el Estado de Hidalgo, donde el canciller coquetea con la UNAM ante el vació consecuente del desdén por parte de sus competidores.

Sin embargo, por el contrario, a lo que ha pretendido en sus declaraciones, falsas por fingidas y forzadas, contrastan los hechos, durante su administración en la ahora CDMX la CTI nunca fue privilegiada ni se apoyaron decisiones en ésta, tampoco se crearon programas para fortalecerla.

También en la actual administración de la CDMX, la jefa de gobierno presume de carrera en CTI, empero no ha soportado sus aspiraciones sino sólo en la simpatía palaciega, no en decisiones científicas, menos hay programas claros de fortalecimiento en tan importante actividad.

En complemento, el poder legislativo federal, en ambas cámaras, convoca a expertos en temas de CTI, pero el inexistente eco y la discontinuidad de seguimiento ha propiciado huecos graves en toda la normatividad mexicana; los asesores de legisladores son de extracción política no científica.

El caso de invenciones patentadas es ilustrativo de lo comentado arriba.

No es ajeno el hecho que México es uno de los países de la OCDE que menos, sino el que menos, patentes registra; no sobra decir que muchas invenciones patentadas en el IMPI no son originadas en nuestro país, sino registros estratégicos de origen en otros países con el objetivo de proteger en nuestro territorio sus invenciones.

El ejemplo es que el Instituto Mexicano del Petróleo, IMP, tiene muchas patentes, pero son originadas con conocimiento de otros países y se registran los derechos en esta institución para abrir la puerta en PEMEX; derechos de patente originados en negociaciones no en la CTI.

Estas observaciones no le gustarán al IMP, ni al poder legislativo o ejecutivo federal ni a empresarios, tampoco a quienes son suspirantes por la candidatura de la gran silla; pero ahí están los hechos.

Mas aún, estas declaraciones no nos gustan a quienes desempeñamos profesionalmente la CTI; mientras estratégico en nuestros socios comerciales, en México la CTI es sólo ornato.

Mientras en otras sociedades la valoración del conocimiento impacta incluso la vida pública; como Estonia, ejemplo de impulso y crecimiento vertiginoso reciente provisto que mujeres, jóvenes gobernantes y tomadoras de decisión, impulsan la modernidad desde sus actos de gobierno con base en la CTI.

Se dirá que México no tiene intercambio con Estonia, pero Estonia lo tiene con Europa y Europa con México; veremos, tristemente, que ese país nos rebasará como lo ha hecho Corea del Sur y otros países que sí utilizan a la CTI como cimiento de su bienestar; sucederá mas rápido dadas las pésimas decisiones en políticas públicas por parte de CONACYT.

Es el caso de imponer que toda patente derivada de proyectos con financiamiento de CONACYT debe ser propiedad de ese consejo; hecho que omite y menosprecia el financiamiento de las instituciones de adscripción de profesionales de la CTI.

Es decir, los salarios los pagan las instituciones, el costo administrativo de la ejecución del proyecto también, la amortización de equipo, los gastos de mantenimiento, el costo de las instalaciones especiales y mucho mas son pagados por las instituciones de adscripción.

La torpeza de CONACYT y el desdén al quehacer de instituciones no permite, siquiera, una negociación, la convocatoria por recursos federales ordena que serán de ese consejo los derechos de propiedad por patente de invenciones; de iniciativa privada, ni hablar, está vetada.