Las vivencias y experiencias de la juventud en el Altiplano potosino son retratadas por Miguel Ángel Rivera Rodríguez de 33 años, maestro de profesión acreedor al premio y publicación de Cuento latinoamericano de editorial Comala en Colombia y con difusión en América Latina.
Oriundo de Charcas, municipio del altiplano potosino, participó en la convocatoria en donde los requisitos de participación estaba realizar un cuento ambientado en Latinoamérica: en selvas tropicales, calles empedradas, desiertos áridos, montañas imponentes, costas, caseríos, pueblos alejados.
Situación que retrata el autor al plasmar sus vivencias desde muy joven en su natal municipio en donde desde pequeño mantiene fuertes lazos con estas historias de tradición oral en donde su experiencia docente le ha servido para construir la narrativa latinoamericana.
Rivera Rodríguez comenta que fue hace 10 años cuando comenzó su servicio social en una biblioteca de un colegio pequeño en donde su amor por la literatura lo llevó temporalmente a apoyar a una maestra, lo que le ayudó a descubrir su vocación docente que complementó con la música.
Aunque confiesa que no es escritor de vocación mencionó que desde hace siete años mantiene un diario personal en donde plasma su día a día y ejercita la redacción, lo que le ha llevado a publicar varios cuentos en diversas revistas, tales como La luna no es de queso en 2011, Del otro lado de la habitación en 2012, Las palabras en 2017 o A través de tus espinas en 2018.
El galardonado autor señala que su trabajo y sus alumnos lo impulsaron a escribir ya que, al ser profesor, se enfoca mucho en la parte creativa con los muchachos, los cuales lo inspiraron al ver el gran talento que tienen. Añadió que las nuevas realidades han abierto nuevos espacios a escritores que pueden contar cosas que antes no se escribían, sobre sus vivencias y sus contextos.
Miguel Ángel Rivera Rodríguez señaló estar orgulloso del resultado obtenido que más que un triunfo del ego personal, es un orgullo el haber sido seleccionado entre tantos autores latinoamericanos que pudieron haber mandado su trabajo y que no fueron seleccionados.
Finalmente concluyó en destacar la importancia de plasmar en texto las vivencias y anécdotas de la vida, pues a pesar de qué hay muchas personas que no son literatos, tienen cosas que contar, y ahora es un poco más sencillo poder publicar estas experiencias.