CIUDAD DE MÉXICO., 30 de mayo de 2022.- Si los consumidores de cigarrillos necesitan una razón más para dejar de fumar, debido a los graves efectos en su salud y de quienes los rodean, y además de los ocho millones de fallecimientos al año en el mundo, hay que sumar el profundo impacto que la industria tabacalera tiene sobre el medio ambiente: en el suelo, agua y aire, afirma María Guadalupe Ponciano Rodríguez, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
El tabaco destruye el hábitat “perjudicando aún más la salud de las personas debido al cultivo, la fabricación, la distribución, el consumo y la eliminación” de sus productos, establece la Organización Mundial de la Salud (OMS).
A partir de la década de 1970, informa el organismo, se han perdido en el planeta mil 500 millones de hectáreas de bosques, principalmente tropicales, a causa de la siembra de ese producto, lo cual ha contribuido al 20 por ciento del aumento anual de los gases de efecto invernadero.
Se talan árboles para despejar el suelo y cultivar las plantas de Nicotiana tabacum L, y se quema madera para curar sus hojas después de la cosecha.
Para fabricar 300 cigarrillos (15 cajetillas) se necesita aproximadamente un árbol entero y cada año se destruyen cerca de 3.5 millones de hectáreas de bosques para el cultivo. Si en el orbe se fuman cerca de 7.4 billones de cigarros al año, “hay que imaginar de lo que estamos hablando”, alertó la coordinadora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo, de la FM.
La integrante del Departamento de Salud Pública de la citada Facultad añade: las emisiones de gases de efecto invernadero de esa industria son 84 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, lo que equivale a lanzar a 280 mil cohetes al espacio exterior.
A lo anterior se suman los producidos por mil 300 millones de fumadores, humo y colillas: estas últimas afectan principalmente las playas. Una que se arroja “al drenaje puede contaminar 50 litros de agua dulce y 10 de agua salada. Esto, y su lenta biodegradación, contribuyen a la polución de suelo y del vital líquido, además que muchas de ellas son las principales causantes de incendios forestales, junto con las fogatas”, destaca Ponciano Rodríguez.
Los países líderes en la producción de tabacos en el planeta (2020) son China, India y Brasil, según el portal de estadísticas Statista. En 2018 México ocupó la posición siete en el ranking de América, detrás de Brasil, Estados Unidos, Argentina, Cuba, Guatemala y Canadá, según el blog de comercio Mundi; y se calcula que aproximadamente 15.6 millones de mexicanos son fumadores.
Con motivo del Día Mundial sin Tabaco, que se conmemora el 31 de mayo –y que este año lleva por tema “El tabaco, una amenaza para nuestro medio ambiente”–, la universitaria comenta que la OMS estableció en 1987 esa fecha para llamar la atención hacia la epidemia de tabaquismo y sus efectos letales. Este día recuerda a los fumadores los daños que provoca esa práctica, les sugiere que ese día no fumen, o “se den cuenta de su adicción”.
Para la experta, en esta fecha es necesario informar a la población de los peligros que representa, ya que los fumadores tienen “mecanismos de defensa” que les hacen pensar: ese hábito “causa cáncer, pero a mí no me va a pasar; provoca enfisema, pero yo estoy bien”.
Algunos podrán dejar de consumir cigarrillos sin dificultad, pero otros se percatarán de la capacidad adictiva de la nicotina y considerarán que no pueden continuar en abstinencia, que su cuerpo les pide esa sustancia y que, tal vez, necesitan apoyo profesional para dejarlo. “Una pregunta importante que deben responderse es: ¿para qué fumo?, ¿qué busco al hacerlo?; eso los puede llevar a reflexionar que es el momento de liberarse de esa adicción que cobra tantas vidas”.
Salud en riesgo
El tabaquismo es la principal causa de mortalidad prevenible. El consumo de tabaco en sus diferentes formas como cigarrillos, pipas, puros, etcétera, genera un impacto importante a la salud. En el humo se pueden encontrar hasta siete mil sustancias químicas, de las cuales cerca de 250 son altamente tóxicas, y de 60 a 70 provocan cáncer, alerta la experta.
Cuando ingresan al cuerpo a través del aparato respiratorio, producen afecciones de tipo crónico y degenerativo, como: bronquitis crónica y enfisema, que en conjunto constituyen la enfermedad pulmonar obstructiva crónica; cáncer de pulmón -de ocho a nueve casos están relacionados con la exposición directa o indirecta al humo de tabaco, es decir, se presenta en fumadores y fumadores pasivos-, de lengua, laringe, vejiga, etcétera.
El impacto cardiovascular también es importante. Se ha visto que la sangre de los fumadores tiene una densidad diferente que, junto con la alteración de plaquetas, se constituye en un factor de riesgo para la formación de trombos. También se reduce la luz de venas y arterias; todo ello constituye una “bomba de tiempo”: eventos vasculares cerebrales e infartos.
Asimismo, hay repercusión en el aparato reproductor: en el masculino se registra la reducción del número de espermatozoides y su motilidad; en mayores de 50 años que han fumado a lo largo de su vida, problemas de erección. En las mujeres se puede presentar menopausia temprana, hasta seis años antes.
Cuando fuman directa o indirectamente durante el embarazo, sobre todo en el primer trimestre, se pueden presentar malformaciones congénitas como la fisura oral conocida como labio leporino, alteraciones graves en el corazón o estrabismo, entre otras que afectan al producto.
Los procesos de cicatrización son más lentos, porque la sangre tiene menor concentración de oxígeno, se registra con más frecuencia la osteoporosis: una fumadora puede tener 15 por ciento menos densidad ósea, lo cual la pone en riesgo de padecer la enfermedad o presentar fracturas.
Estos padecimientos, que requieren tratamientos que se traducen en altos costos para los sistemas de salud, precisa Ponciano Rodríguez, son prevenibles al igual que los más de 60 mil fallecimientos al año (169 cada día), que actualmente se registran en México.
Alternativas
La universitaria enfatiza que no hay ningún estudio que demuestre que los vapeadores o cigarrillos electrónicos pueden ser una herramienta eficaz para dejar de fumar. “El líquido que utilizan contiene sustancias como propilenglicol, etilenglicol, glicerina, colorantes, saborizantes y nicotina que, reitero, es una droga altamente adictiva”. Además, emplean pilas de litio que terminan en la basura y tienen un efecto dañino sobre el ambiente.
En las clínicas para dejar de fumar, como la de la UNAM, “tratamos que la persona cambie conductas relacionadas con el consumo de tabaco. Le ponemos un parche transdérmico para mandar al organismo la nicotina que necesita, pero sin necesidad de echar humo o llevarse algo a la boca; en cambio, esos dispositivos perpetúan la misma conducta”. Por eso, hay gente que pide apoyo para dejar de usarlos.
Actualmente hay medicamentos eficaces para dejar de fumar; existen terapias de reemplazo de nicotina, incluso “hemos hecho trabajos con estimulación magnética transcraneal”. Contamos con un buen arsenal de medicamentos y herramientas para ayudar al paciente, que han probado clínicamente su seguridad y eficacia.
Como parte de dos proyectos de investigación, uno de ellos en conjunto con el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, la FM realizará estudios gratuitos, como espirometrías, para determinar cómo se encuentra el aparato respiratorio de usuarios de cigarrillos electrónicos.
Guadalupe Ponciano señala que se cuenta con una serie de podcast; luego de realizarles su historia clínica a distancia, se les da acceso a los 12 episodios que les ayudarán a dejar esta adicción. Los interesados pueden comunicase mediante el correo electrónico: [email protected]. O bien, llamar al teléfono: 555623-23-00, extensiones 43102 y 32446.
El próximo 31 de mayo la FM iniciará una campaña para tener su espacio 100 por ciento libre de humo de tabaco y de emisiones de los nuevos productos de tabaco y nicotina. “Ojalá que esto se extienda a todos los campus universitarios”, concluye la doctora Ponciano.