Redacción/ 19 de diciembre de 2019
Evo Morales lleva cinco días de intensa actividad en Buenos Aires, adonde llegó en calidad de refugiado tras su exilio en México. En su primera aparición ante la prensa, dijo que está “motivado” y convencido de que el Movimiento al Socialismo (MAS), que lidera, volverá al poder en Bolivia. “Si plantean elecciones libres, que me dejen entrar a Bolivia. No voy a ser candidato en estas elecciones, pero tengo derecho a hacer política”, pidió Morales, en medio de acusaciones de golpe de Estado contra el Gobierno que asumió tras su renuncia, el pasado 10 de noviembre.
Morales renunció a la presidencia presionado por la oposición y el Ejército después de que una auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) detectara “serias irregularidades” en las elecciones celebradas el 20 de octubre, que lo dieron ganador en primera vuelta sobre el conservador Carlos Mesa. Tras su renuncia, se refugió primero en su bastión de Cochabamba, en la región cocalera de Chapare, y desde allí voló como asilado hacia México. Tras un mes en ese país, se trasladó a Argentina el 12 de diciembre, dos días después de que llegara a la Casa Rosada el peronista Alberto Fernández, un aliado político que ya le había anticipado su decisión de recibirlo. Morales está en Buenos Aires en calidad de refugiado, una condición que le impide hacer declaraciones sobre la situación política en Bolivia. Las restricciones, sin embargo, han sido bastante laxas.
El sábado pasado, Morales subió a la azotea de la casa que lo aloja en Liniers, centro de la comunidad boliviana en Buenos Aires, para saludar a los seguidores que lo esperaban en la calle. El domingo lo dedicó a la política. Se reunió con integrantes del MAS para preparar la campaña electoral, almorzó más tarde con Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, de quienes dijo que recibió “consejos”, y por la noche jugó un partido de fútbol con el nuevo ministro de Deportes, Matías Lammens. Este martes, finalmente, habló con la prensa.
“Tengo la obligación de informar la verdad, He llegado a México triste, destrozado, y hace una semana que estoy en Argentina y empiezo a recuperarme, envalentonado, motivado. Estoy convencido de que vamos a ganar nuevamente las elecciones nacionales”, dijo Morales. Sobre su decisión de cambiar el país de su refugio, la vinculó a la buena relación que tiene con Fernández, la cercanía geográfica con Bolivia y el volumen de la diáspora boliviana en Argentina. Según el último censo de 2010, residen en el país sudamericano unos 350.000 bolivianos, el 19% del total de extranjeros en el país. Las asociaciones de la comunidad cifran, sin embargo, entre uno y dos millones la cantidad de bolivianos que viven y trabajan en Argentina.
Morales dijo que espera que las elecciones convocadas por el Gobierno interino sean “libres, sanas y transparentes”. Reiteró además que no será candidato, pero pidió a cambio que lo dejen volver a Bolivia “para hacer política”. “No sé en qué tiempo tendré garantías para ingresar. No tengo miedo de la detención. Ahora voy a acompañar al candidato o a la candidata para ganar las elecciones. He tenido reuniones con dirigentes bolivianos en Argentina, mi deseo es aportar al proceso de cambio”, dijo. No quiso aclarar si tiene pensado ingresar sin permiso a Bolivia, donde lo espera un proceso por presunta incitación al terrorismo, ni tampoco si se mudará a la provincia argentina de Salta, fronteriza con su país.
Sobre el nombre del posible candidato presidencial del MAS, Morales dijo que hay “muchos líderes jóvenes, en el campo, también en las ciudades”. “Vamos a buscar un candidato unitario y lo acompañaremos. Vamos a discutir quien puede garantizar el voto duro de los indígenas y también el de la clase media y el sector empresarial”, agregó. Por el momento, la campaña electoral boliviana se traslada a Argentina.