San Luis Potosí, martes 1 de julio de 2025.- La tercera temporada de El juego del calamar finaliza la historia de Gi-hun y el mundo que lo rodea, explorando de forma directa los dilemas morales y la presión del sistema que obliga a los personajes a actuar en contra de su conciencia. A diferencia de sus entregas anteriores, esta última parte se enfoca menos en las reglas de los juegos y más en las consecuencias emocionales de quienes participan.
Desde el primer episodio, queda claro que no hay redención posible. Los desafíos físicos y psicológicos se transforman en juicios éticos, dejando atrás la sorpresa de las mecánicas para centrarse en lo que los personajes son capaces de hacer por sobrevivir. Uno de los capítulos más representativos es “Noche estrellada”, donde un juego aparentemente inofensivo muestra el peso emocional de cada decisión.
La serie avanza hacia un tono más introspectivo, donde los juegos dejan de ser el eje narrativo. En su lugar, destacan historias individuales marcadas por el desgaste emocional y la lucha interna de sus protagonistas. Gi-hun pierde el control de su causa, y otros personajes como Jun-hee, Hyun-ju y Jang Geum-ja toman relevancia al mostrar reacciones distintas frente al mismo sistema.
El elenco sostiene la narrativa con actuaciones sólidas. Kang Ae-shim interpreta a una madre dispuesta a todo por su hijo; Park Sung-hoon, como un exmilitar marginado; y Jo Yu-ri, como una joven que enfrenta la violencia con determinación. Sus historias se suman a una trama colectiva que deja poco espacio para la esperanza.
Uno de los aspectos más destacados es el regreso de los VIPs, quienes, más que jueces, se convierten en una figura que interpela directamente al público. Sus comentarios, similares a los que circulan en redes sociales, exponen la relación entre el consumo del espectáculo y la deshumanización de los participantes.
La tercera temporada también rescata líneas narrativas que antes quedaron inconclusas. El detective Jun-ho y la guardia Kang No-eul aportan elementos clave al desenlace, con arcos que conectan directamente con el sentido crítico de la historia.
El cierre de la serie no plantea soluciones ni castigos ejemplares. Más bien, subraya que el verdadero conflicto no es individual, sino estructural. El sistema que sostiene los juegos permanece intacto, y los sobrevivientes deberán cargar con el costo de haber sido parte.
Aunque la franquicia podría extenderse a otros contextos, esta temporada pone punto final a la historia central. Más que una conclusión narrativa, funciona como una llamada de atención sobre la normalización de la violencia y la pasividad frente a la injusticia.
Todas las temporadas están disponibles en Netflix.