San Luis Potosí, sábado 17 de mayo de 2025.- Incorporar el ejercicio físico como parte de la rutina diaria puede marcar una diferencia significativa en la salud mental. Así lo afirma Marielena Gamarra, licenciada en Enfermería y especialista en psiquiatría del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), quien subraya que moverse no solo fortalece el cuerpo, sino que también es una herramienta eficaz para estabilizar emociones y mejorar el estado de ánimo.
Desde la infancia hasta la vejez, la actividad física tiene beneficios específicos. Para niños pequeños se recomienda al menos 180 minutos de juego activo al día, mientras que los adolescentes deben realizar 60 minutos de ejercicio moderado o intenso. En adultos, actividades como caminar, bailar o practicar yoga durante 30 minutos diarios pueden generar cambios positivos. En adultos mayores, se sugiere un mínimo de 150 minutos semanales, ajustados a sus capacidades.
Aunque no sustituye los tratamientos clínicos, el ejercicio puede potenciar los resultados de terapias médicas y psicológicas, sobre todo en casos leves o moderados. Al estimular neurotransmisores como serotonina y dopamina, mejora la concentración, el descanso y la energía para afrontar el día.
La recomendación del INSM es clara: hacer del movimiento una prioridad diaria, comenzar con actividades accesibles y elegir ejercicios que generen disfrute. El objetivo no es la intensidad, sino la constancia.
Frente al estrés cotidiano, el ejercicio se presenta como un recurso sencillo y accesible para lograr equilibrio emocional.