Ecos del más allá en el Mercado Hidalgo: 80 años de historia y fantasmas

El edificio se alza sobre un terreno comercial que existe desde antes del porfiriato.

Por

Ernesto García

- lunes, mayo 5 de 2025

San Luis Potosí, lunes 5 de mayo de 2025.- El Mercado Hidalgo cumple 80 años. Ocho décadas de aromas, bullicio y tradición en el corazón palpitante de San Luis Potosí. Pero cuando el sol se oculta y los portones de hierro se cierran, el lugar más tradicional del comercio potosino se convierte en algo más. Algo distinto. Algo oscuro.

El edificio actual, con más de setenta años, se alza sobre un terreno aún más antiguo, que desde antes del porfiriato albergaba el ir y venir de comerciantes. Dicen que donde hubo tanto movimiento de vida, también quedaron atrapados rastros de muerte. Y el Mercado Hidalgo no es la excepción.

El silbido del militar
Todo comienza con un silbido.

Los vigilantes nocturnos lo conocen bien. Un sonido agudo, corto, que resuena entre los pasillos desiertos, cerca de la fonda del fondo. La leyenda habla de un militar, joven, gallardo, que solía acudir a diario a comer… y a conquistar, especialmente a una muchacha que atendía una fonda. Pero una noche, un grupo de hombres celosos y borrachos lo esperaron. Lo apuñalaron entre sombras, sin darle oportunidad de defenderse. Desde entonces, su silbido regresa, como si el joven aún buscara su comida… o a ella.

Nadie lo ha visto. Pero todos lo han escuchado.

La niña del segundo piso
Peor es la historia de la niña.

Murió en los años 50, cayendo desde el segundo piso en un accidente fatal. Tenía apenas siete años. Desde entonces, su sombra es una presencia recurrente. Los comerciantes aseguran haberla visto correr, reír, esconderse. Una risa infantil que helaría la sangre a cualquiera. Algunos cuentan que la pequeña incluso les ha hablado: “¿Quieres jugar conmigo?”, pregunta en la oscuridad, antes de desvanecerse en un escalofrío.

Un vendedor de chiles secos asegura haberla visto reflejada en el vidrio de su vitrina. Otro jura que sintió su manita tirándole del pantalón cuando cerraba su puesto.

La cocina de los espectros
Ecos de un banquete del pasado.

A las tres de la madrugada, en la vieja cocina central, algo se mueve. No son ratas ni gatos. Son cucharas, cazuelas, el sonido del aceite burbujeando. Los vigilantes llegan corriendo, pensando que alguien se ha colado. Pero no hay nadie. Nada más que una olla vacía y el eco de un banquete invisible.

Una vez, incluso encontraron una tortilla en el comal… caliente.

Los tacones del pasillo
Y luego están los pasos.

Pasos de mujer, firmes, elegantes, que se acercan desde la entrada hasta que se detienen justo detrás de ti. Cuando volteas, no hay nadie. Ni huellas. Ni rastro. Solo un silencio que pesa.

Uno de los cargadores juró que los escuchó tres noches seguidas, siempre a la misma hora. La cuarta noche, no regresó a trabajar.

Hoy, mientras el Mercado Hidalgo celebra sus 80 años, entre mariachis, discursos y fondas repletas de vida, algunos no pueden evitar mirar hacia los rincones oscuros. Porque este mercado no solo guarda historia… también guarda almas. Algunas aún no se han ido. Algunas no quieren hacerlo.

Y cuando todo se apaga, el silbido, los pasos, la risa y las cazuelas vuelven a hacerse presentes.

Porque el Mercado Hidalgo nunca duerme del todo.