Un verdadero calvario enfrenta Julio César Martínez Moreno, ex empleado de la tortillería San Juan en Tamazunchale, quien hace tres años fue atropellado por un exagente de Tránsito que manejaba en estado de ebriedad.
Testigos aseguran que el accidente le rompió una pierna y le dañó un brazo, dejándolo inhabilitado. Sin embargo, el responsable, detenido y liberado casi de inmediato, nunca se hizo cargo de los gastos, y para colmo, Julio César fue despedido de su trabajo sin indemnización.
Para Julio César, de 31 años, la justicia parece inalcanzable. Su tragedia ha sumido a su familia en una situación desesperada. Su esposa, Liliana Reyes, y sus dos hijas, Gaeli Valeria, de 4 años, y Yoana Arizeth, de 12, dependen de él, pero debido a sus lesiones, no puede trabajar para mantenerlas.
Residente de la comunidad de Apanco, en el municipio de Matlapa, Julio César comenzó a trabajar en la tortillería desde muy joven. Recorría diariamente 40 kilómetros para llegar a su empleo, pagando el pasaje de su propio bolsillo.
Más tarde, le asignaron una motocicleta para hacer entregas a domicilio. A pesar de haber cumplido la mayoría de edad, nunca fue afiliado al Seguro Social ni recibió prestaciones. Todo gasto médico recaía en su ya limitado salario.
En diciembre de 2021, su vida cambió cuando fue arrollado por una camioneta conducida por el agente de Tránsito Francisco Cruz Santos, quien invadió el carril de Julio César al intentar rebasar un autobús.
El impacto lo dejó gravemente herido en el pavimento, y fue trasladado primero al Hospital de Tamazunchale y luego, debido a la gravedad de sus fracturas, al hospital de Valles, donde fue operado y le colocaron una placa.
Mientras Julio César enfrentaba cirugías y dolor, el responsable fue liberado a las dos horas, sin enfrentar consecuencias. Sus patrones tampoco le ofrecieron apoyo alguno. Solo gracias a donaciones recibidas a través de Facebook pudo cubrir algunos de los gastos urgentes. No obstante, tres años después, tuvo que someterse a una segunda operación para que le reimplantaran la placa.
Su esposa trabaja, pero solo gana 700 pesos a la semana, de los cuales 40 pesos diarios se destinan a pasajes. La Fiscalía de Tamazunchale tiene el caso, pero argumenta que la de Valles, donde se levantó el acta de las lesiones, aún no les ha enviado la carpeta. Para empeorar la situación, sus patrones le dieron apenas 1000 pesos antes de despedirlo.
Julio César es una víctima más del influyentismo, el burocratismo y la corrupción. Desesperado, ha expuesto públicamente su caso con el apoyo de familiares de Valles y está dispuesto a emprender las protestas que sean necesarias para exigir justicia.