Tal como decíamos en pasada crónica, las muertes de periodistas levantan la indignación de los del oficio, que aprovechan para señalar al que siempre consideran culpable. Pero después de pasados unos días, se olvidan de la situación y vuelven a la actividad diaria. Lo grave es que organismos internacionales hacen lo mismo porque así justifican los enormes ingresos que reciben de los países miembros. Si se analiza la situación de estos últimos, como la Corte Internacional de Derechos Humanos de la ONU, la Comisión Internacional de Derechos Humanos y otros, su labor deja mucho que desear. Los organismos
Tal como decíamos en pasada crónica, las muertes de periodistas levantan la indignación de los del oficio, que aprovechan para señalar al que siempre consideran culpable. Pero después de pasados unos días, se olvidan de la situación y vuelven a la actividad diaria. Lo grave es que organismos internacionales hacen lo mismo porque así justifican los enormes ingresos que reciben de los países miembros. Si se analiza la situación de estos últimos, como la Corte Internacional de Derechos Humanos de la ONU, la Comisión Internacional de Derechos Humanos y otros, su labor deja mucho que desear. Los organismos