Un largo enfrentamiento entre la policía y mineros en la mina de oro Buffelsfontein ha cobrado la vida de 87 personas. Los mineros, atrapados bajo tierra, se encontraban trabajando sin permisos legales en un complejo subterráneo cuando quedaron en condiciones precarias. La operación de rescate, que comenzó hace días por orden judicial, logró recuperar a 78 cuerpos, mientras que 246 personas fueron rescatadas.
Las autoridades sudafricanas enfrentan duras críticas por su respuesta inicial. Se había intentado forzar la salida de los mineros mediante tácticas como cortar el suministro de alimentos, lo que provocó que muchos murieran por deshidratación y hambre. La situación empeoró cuando se descubrió que algunos cuerpos ya habían sido recuperados semanas antes por miembros de la comunidad.
La policía había desestimado cualquier intento de ayuda humanitaria, calificando a los mineros como “criminales”. Sin embargo, la situación escaló al punto de que varios grupos comunitarios se vieron obligados a intervenir. Además, autoridades y propietarios de la mina han sido acusados de sabotear los métodos de rescate, como la destrucción de sistemas de poleas utilizados por los mineros.
Mientras tanto, la crítica internacional no se ha hecho esperar. Algunos partidos políticos en Sudáfrica exigen una investigación independiente para determinar las responsabilidades detrás del desastre, que ha dejado en evidencia la falta de acción oportuna y la negligencia por parte de las autoridades.