Acusa colectivo estudiantil desconexión social del Consejo Estatal de Transporte

Señalaron una falta de representación ciudadana real.

Por

Ernesto García

- jueves, julio 10 de 2025

San Luis Potosí, S.L.P., jueves 10 de julio de 2025.- El pasado 24 de junio se llevó a cabo la toma de protesta del Consejo Estatal de Transporte, el cual busca sentar las bases para un sistema de transporte público que, según lo prometido, será más eficiente, moderno e incluyente, mismo que fue presentado con bombo y platillo, tras el fracaso de la tarjeta Mi Pase, un proyecto fallido que aún sigue siendo una promesa más que una realidad.

Ante la falta de una representación ciudadana real, Emilio Emanuel Hernández Zavala y Omar Esmeralda Fiscal, estudiantes universitarios de la Facultad de Derecho, se organizaron para confrontar un sistema que consideran injusto.

Ante la realidad que enfrentan los estudiantes potosinos —un transporte público deteriorado, tarifas elevadas, rutas obsoletas, inseguridad y una evidente falta de representación estudiantil en las decisiones sobre movilidad— crearon el colectivo Comunidad Estudiantil por la Dignidad SLP, una agrupación que, lejos de los reflectores partidistas, busca visibilizar y politizar el descontento juvenil desde una base horizontal, crítica y autogestiva.

El detonante principal del activismo de este colectivo fue la movilidad urbana. Aseguran que la planeación urbana ha relegado históricamente a quienes caminan, usan bicicleta o camiones, y que el Consejo Estatal del Transporte carece de representación estudiantil real. “Las decisiones sobre movilidad responden más a intereses económicos que sociales”, denuncian.

Los quejosos acusan una desconexión profunda entre las necesidades reales de quienes utilizan el transporte y las políticas públicas aplicadas desde los escritorios. “Las rutas no se han actualizado en décadas. La ciudad ha crecido, pero seguimos dependiendo de camiones que operan con recorridos pensados hace 20 o 30 años”, relatan.

Uno de los mayores problemas para los estudiantes es el precio del transporte. “Un peso o cincuenta centavos parecen poco, pero cuando usas cuatro camiones al día, cada día del mes, se vuelve un gasto insostenible”, dice Emilio. Además, denuncian que la mayoría de las unidades excede el límite legal de antigüedad: “El reglamento permite hasta 10 años, pero hay unidades viejas que aún circulan”.

A esto se suma la deficiencia en la frecuencia de los camiones, la desorganización en sus recorridos y la falta de mantenimiento. “Es común esperar media hora un camión o que pasen dos seguidos. Eso nos retrasa y afecta nuestra vida académica y laboral”.

Las tarjetas Mi Pase, City Bus y Urban Pass han sido una constante fuente de frustración. “Te venden el plástico en 100 pesos, luego no sirve, o la maquinita está descompuesta. Las rutas que uso requieren dos tarjetas distintas. Es absurdo tener que pagar dos sistemas y que ninguno funcione bien”, cuenta Omar.

Además, señalan que los dispositivos para recargar están fuera de servicio en muchas facultades. “Hubo una inversión millonaria para un sistema que nunca funcionó correctamente. Se relanzó sin resolver los problemas anteriores y sin transparentar qué pasó con los recursos públicos invertidos”.

Para quienes estudian en turnos vespertinos, la inseguridad es una constante. “Después de las 9 de la noche ya no hay rutas. Tienes que caminar por zonas oscuras y peligrosas. Una cosa es sobrevivir de la facultad a la parada y otra es llegar vivo de la parada a tu casa”, relatan. Las denuncias por asaltos, acoso y violencia en camiones o sus alrededores son comunes y, según el colectivo, sistemáticamente ignoradas.

“Queremos que la gente se informe, reflexione y participe. No estamos promoviendo violencia ni confrontación, sino conciencia colectiva y acción política desde abajo”.

La Comunidad Estudiantil por la Dignidad SLP invitó a estudiantes de todas las universidades públicas y privadas para unirse a su lucha. “Queremos que compartan sus experiencias, que nos ayuden a visibilizar lo que vivimos día a día y que participen en la construcción de soluciones reales”, concluyen Emilio y Omar.

Desde la organización ciudadana, la crítica abierta y la acción colectiva pacífica, estos estudiantes buscan lo que debería ser una garantía: un transporte público digno, seguro y eficiente, y una participación política verdaderamente incluyente.