Isabel Segura

Todos los 15 de octubre, familias potosinas acuden al templo de Nuestra Señora del Carmen, ya que celebran el día de Santa Teresa de Ávila, esto porque en el siglo XVIII se convirtió en una de las figuras más importantes para la orden religiosa de los carmelitas descalzos de San Luis Potosí.

Fue a los dieciocho años cuando Teresa de Ávila entró al Carmelo, al cumplir los cuarenta y cinco años emprendió una nueva vida, la cual se le denomina, O sufrir o morir. En ese entonces fundó el convento de San José de Ávila, por lo que, junto a San Juan de la Cruz, introdujo la gran reforma carmelitana.

Sus escritos se convirtieron en los caminos de la plegaria y de la perfección. De acuerdo con algunos relatos antiguos, en 1560 experimentó una visión que le llevó al éxtasis y que produjo en ella un cambio radical sobre la fe y la divinidad. Bernini plasmó ese pasaje de la vida de Teresa en la escultura de Roma: Éxtasis de Santa Teresa.

En 1970 Pablo Vl declaró a Teresa, doctora de la Iglesia, desde entonces la sociedad la recuerda como la primera con este título.