La agenda común hacia la paz requiere de personas agradecidas, humildes, que sepan perdonar y que actúen con reciprocidad, afirmó la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú Tum, al abrir el segundo Encuentro Iberoamericano Voces por la Paz.

En la que fue la primera conferencia magistral del Encuentro que se realiza en León, Guanajuato, criticó a las diversas religiones que confunden el ofrecer perdón al ofendido, cuando empieza por el que ofende, perdonarse a sí mismo por el mal causado no solo a los prójimos, sino a la sociedad y también a la naturaleza.

Cuestionó también a quienes construyen las estadísticas, comenzando por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y confunden la humildad de los pueblos indígenas con pobreza y propuso hacer un replanteamiento de la pobreza, la pobreza extrema y el hambre permanente, que es donde están los pueblos indígenas.

Clara del lugar donde se lleva a cabo el Encuentro, la activista pidió a los empresarios ser menos filantrópicos y más solidarios, a los periodistas hacer investigación, recogiendo todas las voces para ayudar a la construcción de las agendas del Estado y la empresarial, en las que haya reciprocidad.

La defensora de los derechos humanos señaló que no hay que perder el tiempo en inventar la agenda común para la paz porque ya está y recordó los acuerdos de la Conferencia Mundial del Primer Decenio de las Mujeres, en 1985, en Kenia.

Mencionó también la Campaña Continental de los 500 años de Resistencia Indígena, Negra y Popular, en el año 92, que al frente de la dignificación de la voz de los pueblos indígenas para que, al menos, se volteara a verlos con dignidad, porque para oírlos todavía falta.

Se refirió también a la conferencia de Río de Janeiro sobre medio ambiente y las conferencias mundiales de Viena y todos los resolutivos y acuerdos que se han generado, pero consideró que lo que falta es que haya gobernanza global, no un gobierno que pretende mandar a todo el mundo para poder dejar de hablar de las mafias corporativas.

Menchú Tum invitó al auditorio a repensar la democracia que ya comienza a ser un interés elitista, a replantear el contenido de la paz que no implica dejar de hablar de las armas nucleares o de la tecnificación de las guerras, y más bien hacer el esfuerzo de evitar los conflictos que amenazan a todo el mundo.

Para ello, es necesaria una educación para la paz, para generar una cultura de paz, la agenda común para el desarrollo sostenible y solo son 17 puntos que se pueden alcanzar con alianzas estratégicas, “a conocer lo que tú haces, lo que yo hago y a practicar la reciprocidad. Es bien sencillo, es muy sencillo compartir”, concluyó la Premio Nobel de la Paz.