Históricamente el detonante que suscitó el movimiento independentista en México fue la caída del rey Fernando VII y la ocupación del trono por José Bonaparte, hermano de Napoleón, por lo que a pesar de la distancia este hecho impulsó distintas rebeliones en los primeros años del siglo XIX.
Ante este hecho el Ayuntamiento de la ciudad de México no reconoció la autoridad francesa y solicitó al virrey que se encargara del gobierno provisional.
El Ayuntamiento de San Luis Potosí -y población indígena de los pueblos de Tlaxcalilla y Santiago- declararon su apoyo a esta determinación, por lo que se podría hablar de una fidelidad al gobierno español.
Personajes como Félix María Calleja del Rey vieron en San Luis Potosí un eje importante para pelear en contra del ejército independiente, donde este último, integró fuerzas de más de 3 mil hombres para combatir contra el cura Hidalgo.
El espionaje y control llevado realizado en esta entidad por Calleja, conocido como uno de los mayores villanos mexicanos, logró encarcelar a simpatizantes de Hidalgo y Allende; estando cautivos en los Conventos del Carmen y San Francisco, donde irónicamente la conspiración tuvo mayores frutos.
San Luis Potosí fue un punto estratégico para la distribución del comercio virreinal, por lo que la noticia de una insurrección de Dolores llegó antes de lo esperado en septiembre de 1810 debido a una red de conspiradores vinculadas a Hidalgo, ya que se proponía que el movimiento estallara simultáneamente en las zonas de Guanajuato, San Miguel y Querétaro.
En su haber histórico, personajes como Anacleto Moreno, de Tierra Nueva, José de la Luz Gutiérrez, de la hacienda de Peñasco, y el alférez Nicolás Zapata, pariente cercano de José Mariano Jiménez, estuvieron entre los primeros combatientes y activistas del movimiento independiente.
