El árbol de la jacaranda llega a medir hasta 20 metros de altura, y tienen un color que resalta del urbanismo de la ciudad con flores lilas azuladas y que pueden disfrutarse con la primavera y el verano para empezar a despedirse en el otoño.
La Jacaranda es de origen brasileño pero llega a México por un jardinero japonés de nombre Tatsugoro Matsumoto a finales de los años de 1800, el cual era paisajista que llamó la atención de Porfirio Díaz por su arte, por lo que le pidió la ornamentación del Castillo de Chapultepec.
Tiempo después de la Revolución con Alvaro Obregón es que se presentó el proyecto de sembrar estos árboles para que lucieran aún más las principales avenidas de la Ciudad de México, las cuales pudieron crecer gracias al clima de la ciudad que les sentaba bien.
Hoy en día, estas jacarandas pueden encontrarse en muchas de las calles de la capital potosina, logrando paisajes que deslumbran la vista y que rompen con lo cotidiano para convertir las calles y plazas de San Luis en un inigualable fenómeno visual.
En la Alameda Central, en la calle de M. Arista, Avenida Carranza, Himno Nacional, en el jardín de Tequis, en el jardín de San Francisco y en el patio del Edificio Central de la UASLP, son algunos de los lugares en que las jacarandas convierten en magia estos espacios públicos.