El Presidente cree tener el control, pero dio el banderazo a una guerra sin cuartel en Morena, sin damas ni caballeros. Pone un tiro al blanco a Claudia y Marcelo.
Sudó frío Marcelo Ebrard. Aun cuando López Obrador abrió con nombres la sucesión presidencial a partir del 6 de junio, sabe que es blasfemia la nota del Reforma que exhibió la reunión del Secretario de Relaciones Exteriores en su rancho de Ocoyoacac, acompañado de colaboradores y por la operadora de Morena en el Estado de México, Nunila Pedraza.
En la megalomanía, el Ejecutivo piensa tener el control, nada más falaz, la sucesión adelantada podría traerle enormes problemas, difíciles de prever.
La angustia mañanera de Ebrard es por el atrevimiento que ni la favorita Claudia Sheinbaum se toma. A pesar de que, donde se presenta a partir del 3er aniversario del triunfo de Morena el 1 de julio, le gritan: “¡presidenta, presidenta, presidenta..!”.
Sabe que un sesgo en la investigación de la tragedia de la Línea 12 con 26 muertos, o la revelación de ciertos datos, bastarán para enterrarlo. Aún cuando le confesó a sus invitados el sábado que muchas veces lo han dado por muerto.
Para la reunión Ebrard tomó ciertas precauciones, no lo hizo en la Ciudad de México, bastión claudista, la convocó en su rancho en tierras mexiquenses, donde mantiene una gran relación con el gobernador priista Alfredo del Mazo Maza.
A su entender respetó el territorio.
No obstante este martes tendría que enfrentar la pregunta sucesoria en la mañanera. Andrés Manuel la respondió de perogrullo: “Cualquier ciudadano tiene el derecho de votar y ser votado” y dijo que no tenía ningún problema en que sus funcionarios busquen la candidatura, con reglas que definirá Morena ¡sí cómo no..! (https://youtu.be/yeJp88OO_K4).
El Presidente dio un paso más en la formalización de la sucesión. Se dice “el destapador de las corcholatas presidenciales, pero el pueblo lo decidirá”.
Y para marcar su favoritismo, aprovechó un tema totalmente distinto, donde habló maravillas del ímpetu de Claudia Sheinbaum y su buen gobierno. En política la puso de tiro al blanco y ahora serán todos contra la Jefa de Gobierno.
Una vez que le regresó el color a Ebrar, trató de explicar la reunión con matices para tal propósito. Dijo que faltaban dos años y medio para la campaña, con un tono que simulaba desinterés en la carrera, además le agradeció al Presidente por considerarlo en la lista.
Después del susto, del apapacho presidencial y la explicación del Canciller, Andrés Manuel encontró la oportunidad para mandar un mensaje sobre sus preferencias sucesorias.
Como el estudiante al que le preguntan del oso hormiguero y desvía el tema a la hormiga, porque es lo que sabe, López Obrador desvió la respuesta de la magra vacunación en Chiapas de Rutilio Escandón -19% de aplicaciones, comparado con el 40% de la media nacional- a la vacunación en la CDMX.
Ordenó a Jesús Ramírez Cuevas mostrar la gráfica de vacunados Covid19. En ella aparece la CDMX con el 63% de vacunados, solo debajo de Baja California con un 79%, posición que justificó por la decisión de inocular masivamente a la frontera norte como una estrategia de apertura, al margen del programa nacional de vacunación.
Es evidente la estrategia de mostrar la cantidad de big leaguers para comparar la debilidad de la oposición. En esta lista están Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier, Rocío Nahle, Ignacio Mier y el auto destapado Ricardo Monreal.
A ver cómo frena esto. Por si le faltaran problemas y malechuras.
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