San Luis Potosí, S.L.P., sábado 13 de septiembre de 2025. – Ernesto Romero Márquez, chef chocolatero potosino y fundador de Suré Chocolatería, ha dedicado más de una década a perfeccionar el arte del chocolate en México. Su trayectoria comenzó a los 19 años y estuvo bajo la tutela del reconocido chef José Ramón Castillo, con quien pasó de ser aprendiz a subchef de la prestigiada marca QueBo. Tras esta etapa formativa, Romero emprendió su camino en solitario con Suré, una marca que hoy no solo produce chocolates artesanales, sino que también ofrece asesorías, talleres y diplomados especializados en chocolatería.

Para Romero, celebrar el Día Mundial del Chocolate es más que una fecha simbólica: representa la oportunidad de visibilizar un oficio poco reconocido en el país.
“En México aún no se le da el valor que merece el chocolate ni el trabajo de los chocolateros”, comenta. En San Luis Potosí, aunque hay avances, destaca la necesidad de mayor difusión, apoyo institucional y eventos que posicionen al chocolate como un elemento central de la cultura gastronómica local.

En cuanto a innovación, el chef potosino señala que la verdadera revolución en el mundo del chocolate ha estado en el desarrollo técnico.
“Las técnicas actuales distan mucho de las de hace 15 o 20 años. La chocolatería es una disciplina multidisciplinaria que sigue evolucionando gracias a la creatividad de los profesionales en el área”, afirma. Romero resalta cómo el chocolate se ha adaptado a nuevas formas de expresión en confitería, pastelería y arte culinario.

La diferencia entre un chocolate artesanal y uno industrial, explica, está en la calidad de los ingredientes y el proceso de elaboración. Mientras que el primero utiliza pasta de cacao, manteca de cacao, vainilla natural y poca o nula azúcar, el segundo suele sacrificar calidad para reducir costos.
“El consumidor debe aprender a leer etiquetas y buscar chocolates reales, con ingredientes auténticos”, recomienda el chef.

A quienes desean adentrarse en el mundo de la chocolatería, Romero les aconseja paciencia, constancia y formación especializada.
“No todos tienen la habilidad innata para este arte, pero con estudio y disciplina se puede lograr mucho”, asegura. También invita a los futuros chocolateros a innovar, pero siempre desde el conocimiento profundo del producto y sus técnicas.

Finalmente, Ernesto Romero destaca el papel que México debería jugar como potencia cacaotera mundial. Lamenta el bajo consumo nacional de chocolate de calidad, pero se muestra optimista respecto al futuro en San Luis Potosí, donde ve un terreno fértil para el crecimiento.
Con Suré, una marca cuyo nombre significa “hecho con el corazón” en tarahumara, busca no solo ofrecer productos únicos, sino también educar al consumidor y formar a las próximas generaciones de chocolateros. “Queremos que la gente conozca, pruebe y valore el verdadero chocolate mexicano”, concluye.