San Luis Potosí, sábado 13 de septiembre de 2025.- La falta de tiempo se mantiene como la razón más citada por las personas para no realizar actividad física. En España, un 34,6% de quienes no practican deporte asegura que su principal impedimento es la escasez de tiempo, mientras que a nivel global, uno de cada cuatro adultos no cumple con las recomendaciones mínimas de actividad física. Paradójicamente, muchas personas dedican varias horas diarias a actividades sedentarias como ver televisión, usar redes sociales o consumir contenido en streaming.
Para entender mejor este obstáculo, investigadores desarrollaron el modelo EXPERT, que identifica cuatro dimensiones del tiempo que afectan la práctica de ejercicio: necesidades y preferencias personales, autonomía sobre el propio horario, condiciones objetivas del día a día y cómo se utiliza el tiempo dedicado a la actividad física. Según este enfoque, “no tener tiempo” no tiene un significado único; depende de cuándo se realiza la actividad, la flexibilidad del horario, las circunstancias externas y la manera en que se organiza el ejercicio.
Para superar esta barrera, los expertos sugieren varias estrategias. Dividir el ejercicio en intervalos cortos durante el día permite acumular minutos de actividad sin requerir un bloque largo de tiempo. Integrar el movimiento en tareas diarias como caminar al trabajo, jugar con los hijos o realizar labores domésticas convierte el tiempo ocupado en tiempo activo. Además, planificar y reservar momentos de ejercicio como citas personales ayuda a priorizarlo dentro de la agenda semanal.
Convertir la actividad física en algo disfrutable también facilita su incorporación. Escuchar música, practicar con amigos o aprovechar el tiempo libre del fin de semana permite obtener beneficios equivalentes a los entrenamientos distribuidos a lo largo de la semana. La evidencia científica indica que incluso concentrar la actividad física en uno o dos días puede ser suficiente para mantener la salud.
En definitiva, la percepción de falta de tiempo puede cambiar si se ajusta la forma de usarlo. Empezar con pequeñas acciones, como una caminata corta o unos minutos de estiramientos, permite convertir la actividad física en un hábito sostenible y mejorar la salud sin necesidad de modificar drásticamente la rutina diaria.