“Desde un lejano balcón
se escucha doliente pregón.
Di tu pregón pregonero…»
Mons. Peñalosa
Valle del Tangamanga, S. L. P., al «Viernes Santo» del mes de abril de 2023
La Semana Santa potosina sigue siendo un referente de fe, de cultura, de tradición y de unión para acompañar a la Virgen de la Soledad en el viacrucis de su hijo, mientras también los que vemos sus lagrimas brillando con la luna abrileña del Valle del Tangamanga, reflexionamos en el silencio doliente de sentir y vivir el doloroso paso y peso de nuestras propias cruces, pero también en el agradecimiento venturoso de las bendiciones recibidas.
Hoy de nueva cuenta esta imponente manifestación fervorosa tradición volverá a sonar entre el adoquín y la callejuela del silencio penitente de miles de cofrades y cirios, rostros, dolores y gracias anónimas envueltas en una treintena de andas e imágenes que dan vida luminosamente enlutado al San Luis y su sonoro redoble de los tambores y el fervoroso y metálico sonido de las trompetas que acompañan a Nuestra Señora de la Soledad.
Y así lo recitó el querido y recordado Mons. Joaquín Antonio Peñalosa:
“Desde un lejano balcón
se escucha doliente pregón.
Di tu pregón pregonero
que entre toques de trompetas
y redobles de tambor,
custodiado por lancetas,
va pasando el Redentor.
Di tu pregón pregonero
que al escuchar tu pregón
nuestro pueblo potosino
se unirá a Jesús divino
en dolorosa pasión”.
Origen de la Procesión del Silencio de San Luis Potosí.
Es la “Semana Santa” de 1953 y el Fraile carmelita don Nicolás García, le pide a su amigo -un popular cómico potosino- Francisco Salazar apodado “Caramelo”, invite a su vez a sus amigos toreros a acompañar en su pésame a Virgen de la Soledad, sabiendo de su fe a la dolorosa cada vez que se jugaban la vida “los de luces”.
Ellos se juntaban en los portales del Palacio Municipal y sus nombres suenan en el recuerdo de viejas glorias en las plazas de toros potosinas: Marco Tulio Jiménez, Jorge Reyna “Piti» -ellos dos aún viven- o los ya fallecidos y recordados toreros Gabriel Meléndez «Coca Cola», Jesús y Pascual Meléndez, José Jaramillo, Raúl y Armando Iglesias, Antonio Martínez “La Crónica”, Guadalupe Ortiz «La Marraqueta», el güero Valente Rodríguez y Roberto García “Ali” entre otros son el grupo fundacional de este icono potosino que goza del reconocimiento internacional como Patrimonio Cultural.
Aquel Viernes Santo -3 de abril- solo le hicieron una oración a la Virgen de la Soledad en interior del templo del Carmen.
Al año siguiente, la noche del Viernes Santo -16 de abril de 1954-, algunos vistieron traje campero y otros con habito negro y capucha morada, volvieron a acompañar en su dolor a la Virgen de la Soledad, que por cierto se atribuye al gran escultor español Manuel Tolsá (autor del monumento a Carlos IV de la CDMX).
La colocaron en una base y a sus pies sus capotes y muletas. La cargaron en hombros y realizaron un corto recorrido por los alrededores del Templo del Carmen en San Luis…
Y así fue creciendo tanto la participación, la devoción y la tradición misma.
La gran y querida Srita. Lupita Romo (integrante de la sociedad española arraigada en San Luis), junto con el torero potosino don Fermín Rivera, y otros distinguidos miembros de la sociedad potosina y española se suman a principios de los años 60´s fundando “Tradiciones Potosinas”, como órgano para seguir dándole vida y organización misma a la gran Procesión. Que, desde aquella noche de 1953, con unos cuantos toreros como iniciadores, hoy se suman más de 2000 cofrades de todas las parroquias de San Luis que para orgullo de los potosinos, nuestra procesión no es mejor ni menor que la procesión sevillana como antes se le comparaba, es única…
Es nuestra Procesión. Esa que se viste de fina mantilla y traje de charro, de manta indígena y capucha, de heraldos europeos y rebozos de Santa María, de guardia romana y chirimía, de potosinidad, hispanidad y grandeza ante el monumental silencio de una fervorosa y creyente capital potosina.
Es nuestra Procesión del Silencio de San Luis Potosí.
Gustavo I. Robledo Guillén