San Luis Potosí, domingo 8 de junio de 2025.- El atardecer del viernes cayó entre copas tintineantes, aromas a barrica y sabores que evocaban otras tierras, con la presencia de la embajadora de Argentina como testigo de lujo de que la capital potosina sabe ser un anfitrión vitivinícola para México y el mundo.
Con la inauguración por parte del alcalde capitalino Enrique Galindo Ceballos, quien, tijeras en mano y acompañado de su esposa Estela Arriaga Márquez, cortó el listón simbólico, se dio paso a un fin de semana dedicado a exaltar los sentidos.
La decimotercera edición del Festival Internacional del Vino, una cita esperada por los amantes del vino, el mezcal y la gastronomía artesanal, en el majestuoso escenario del Centro de las Artes de San Luis Potosí.
La jornada inaugural tuvo un matiz especial: la presencia de importantes personalidades como Alberto Peláez, conocido periodista español, y el chef mexicano Miguel Conde, todo esto sumado a la llegada de los primeros turistas provenientes de Atlanta, estrenando el nuevo vuelo internacional que ya conecta directamente a San Luis Potosí con Atlanta.
Desde las primeras horas de la tarde, los pasillos del Centro de las Artes se transformaron en un corredor sensorial donde se reunieron más de 35 casas vitivinícolas del país. Ahí, los asistentes —copas en mano— caminaron entre etiquetas de vino tinto, blanco y rosado, escuchando atentamente las recomendaciones de sommeliers y chefs que compartían secretos de maridaje entre risas y brindis.
Los sabores del festival no se limitaron al vino. La experiencia se enriqueció con mezcal, cerveza artesanal, quesos locales, cortes gourmet y cócteles elaborados al momento, mientras músicos en vivo amenizaban la velada bajo el cielo potosino. Paellas humeantes, charolas de tapas y productos artesanales completaban una postal digna de una celebración internacional.
Durante dos días, los visitantes no solo degustaron: aprendieron. Durante el viernes y sábado, en las actividades del festival como talleres de cocina, charlas sobre maridaje y catas guiadas, todo incluido con el acceso general.
La oferta vinícola fue tan diversa como los paladares presentes: desde etiquetas jóvenes hasta reservas añejas; desde uvas nacionales hasta blends internacionales; vinos dulces, secos, espumosos y los clásicos de mesa. Todo con un único propósito: celebrar la cultura vitivinícola que cada año encuentra más entusiastas en San Luis Potosí.
Este sábado, las puertas del festival cerraron superando las perspectivas del año anterior y dejando en alto a la capital potosina como el epicentro vinícola del centro del país, una ventana al mundo que deja entrever que San Luis Potosí sabe hacer vinos y, por supuesto, festivales.
