El Capricho de la “Tía”: la historia de Juana Cabrera

Mujer que cocinó su destino en el Mercado Hidalgo.

Por

Ernesto García

- lunes, mayo 5 de 2025

San Luis Potosí, lunes 5 de mayo de 2025.– En la caseta ocho del Mercado Hidalgo, el aroma del mole y del asado de boda, las rajas, el picadillo y demás alimentos no solo abre el apetito: también despierta la memoria. Ahí está Juana Cabrera Rodríguez, de 76 años, rodeada de ollas, vapor y nostalgia. Hoy recibió un reconocimiento por más de tres décadas de trabajo, pero su verdadera recompensa —dice— está en ver a sus hijos convertidos en profesionistas y a sus clientes transformados en familia.

Llegó al mercado a los 42 años, dejando atrás a sus cuatro hijos en la Ciudad de México y apostando su vida entera a un pequeño negocio de comida. Lo hizo sola, con la maleta llena de recetas, fe y ganas de salir adelante.

Su hijo menor, entonces un adolescente, la despidió en la antigua central camionera con el uniforme blanco de la secundaria y lágrimas en las mejillas.

Y le fue bien. Muy bien. Contra todo pronóstico, levantó una fonda con sus propias manos, ayudada por sus hermanos y hermanas potosinos.

No solo construyó una cocina: también levantó una historia de orgullo, entrega y amor de madre.

Su cocina pronto se convirtió en punto de reunión de cadetes, trabajadores, altos mandos de la Policía Federal e incluso visitantes distinguidos.

La fama de su sazón traspasó generaciones.

En sus mesas alguna vez se sentó el mismísimo gobernador Silva Nieto.

Hoy, su hija es quien toma la batuta en la cocina.

Pero el corazón del negocio sigue siendo doña Juana. Su fonda se llama El Capricho de la Tía, nombre que nació de una broma familiar, pero que terminó definiendo todo un legado.

Los domingos son los días más pesados, pero también los más gratificantes. Porque ahí, entre las mesas llenas y las voces que la llaman “tía”, se cocina no solo comida, sino la memoria viva del mercado.