NOTAS SOBRE EL CINEMATÓGRAFO: EL MINIMALISMO EN EL CINE DE ROBERT BRESSON

JOSÉ MEDINA DELGADILLO

Por

Redacción

- martes, abril 8 de 2025

Robert Bresson es uno de los grandes clásicos del cine francés. Fue un autor riguroso, cuya obra presenta rasgos y virtudes como la coherencia en temas como la profundidad, la espiritualidad, la humanidad, el dolor y lo esencial en el arte. Todo esto siempre expresado de manera poderosa a través del minimalismo cinematográfico.

En el tema del minimalismo cinematográfico, se hace referencia a un tipo de cine de vanguardia, ya sea documental o de ficción, que reduce al mínimo el tema, la edición, la tecnología y el equipo. Uno de sus principales exponentes es Bresson, cuya obra austera, inflexible y elíptica adquirió gran coherencia a partir de su película El diario de un cura de campaña (1950), rodada con dos actores improvisados y con interpretaciones alejadas de toda expresión convencional.

Esto lo muestra claramente desde el principio, cuando afirma que para realizar una obra cinematográfica no se trata de dirigir a alguien, sino de dirigirse a uno mismo. Presentado desde un minimalismo que demuestra la belleza y la enormidad de las cosas que se encuentran frente a la cámara. En Notas sobre el cinematógrafo, Bresson hace una distinción entre el cine y el cinematógrafo. Para este autor, el cine es una especie de “teatro filmado”, mientras que el cinematógrafo representa una nueva forma de escritura visual de imágenes en movimiento y sonidos relacionados por el montaje. Para él, el cinematógrafo es una nueva forma de escritura, y por lo tanto, una nueva forma de sentir. Así, Bresson distingue dos tipos de películas: las de cine, que emplean los recursos del teatro (actores, puesta en escena, etcétera) y se valen de la cámara para reproducir, y las del cinematógrafo, que emplean el medio cinematográfico para crear.

Bresson aboga por una obra cinematográfica en la que la expresión se obtiene mediante las relaciones entre imágenes y sonidos, y no a través de la mímica, los gestos o las entonaciones de voz, ni de grandes efectos tecnológicos que solo logran presentar una falsa naturalidad. Con este estilo minimalista, casi todo es omitido hasta quedarse solo con lo esencial, e incluso detalles importantes de la trama se comunican solo con algún sonido. Llega al punto de dejar de trabajar con actores profesionales, llamando a las personas con las que trabaja “modelos”, buscando un lenguaje más puro, sin artificios ni signos de alguna escuela. De esta forma, logra impregnar a sus personajes de expresiones deliberadamente planas, mostrando seres desesperanzados, desolados y con una naturaleza lo más esencial posible.

Para Bresson, la imagen no tiene valor absoluto. Las imágenes y el sonido deben su valor y poder únicamente al uso que se les dé. El cine, para él, busca la expresión inmediata y definitiva por medio de mímica, gestos y artificios tecnológicos. Este sistema excluye forzosamente la expresión por medio de contactos e intercambios entre imágenes y sonidos, así como las transformaciones que de ellos resultan. Con estas reflexiones, Bresson intenta despojar al cine de artificios y dictaduras que estorban el libre fluir del arte cinematográfico, que han sido impuestos por el cine industrial de masas, y que asignan límites a la expresión cinematográfica y a la libre ejecución de ideas por parte del autor. Tal y como afirma el director francés, “El cine bebe de un fondo común. El cinematógrafo hace un viaje de descubrimiento en un planeta desconocido.”