La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un urgente llamado a Estados Unidos para que reconsiderara su decisión de congelar el financiamiento de los programas internacionales de lucha contra el VIH en países en desarrollo. Esta medida fue anunciada por el presidente Donald Trump al inicio de su mandato, quien firmó un decreto en su primer día de gobierno que suspendía por 90 días la ayuda exterior estadounidense, mientras se lleva a cabo una revisión de las políticas de cooperación internacional.
En un comunicado oficial, la OMS enfatizó que esta ayuda es crucial para la distribución de tratamientos y cuidados esenciales contra el VIH a más de 30 millones de personas alrededor del mundo, muchas de ellas en naciones de África, Asia y América Latina. La organización alertó que, si los recortes de financiación se mantienen, los avances conseguidos en las últimas décadas en la lucha contra el sida podrían verse revertidos. Este retroceso podría resultar en un aumento de nuevas infecciones y muertes, acercándose a las cifras de los años 1980 y 1990, cuando millones de personas perdieron la vida debido al VIH, incluida una gran cantidad de ciudadanos estadounidenses.
Además, la OMS recordó que Estados Unidos es el mayor donante de su presupuesto y que su retirada de fondos podría afectar gravemente la capacidad de la organización para continuar con su labor. La suspensión de fondos no solo afecta a los programas relacionados con el VIH, sino que también pone en riesgo otros esfuerzos de salud pública vitales a nivel global.
Este cambio en la política exterior estadounidense, que también incluye la intención de abandonar la OMS, ha generado preocupación entre los expertos en salud pública, quienes temen que la falta de apoyo internacional en momentos de crisis sanitaria mundial podría agravar las desigualdades en el acceso a tratamientos y cuidados médicos.