La evolución de la memoria: fotografía post mortem y nuevas tecnologías

Una mirada a la transformación de la memoria de los difuntos en la cultura mexicana.

Por

Redacción

- domingo, octubre 13 de 2024

Antonio Hernández. San Luis Potosí, SLP., 12 de octubre de 2024.- La muerte es uno de los aspectos inherentes a la vida y, para los mexicanos, forma parte de la tradición cultural e incluso refleja la picardía nacional.

Con el paso del tiempo, las personas han recordado a sus difuntos a través de altares, y la fotografía ha sido un elemento importante para preservar la memoria de aquellos que se nos han adelantado. Sin embargo, en el siglo XXI, esta costumbre ha evolucionado hacia nuevas formas de conmemorar a nuestros seres queridos.

La vida victoriana estaba marcada por la presencia constante de la muerte. Las epidemias de difteria, tifus y cólera afectaron al país y, a partir de 1861, la enlutada reina Victoria popularizó el duelo. Paralelamente, las pesadas y largas cámaras de daguerrotipo lograron capturar, a través de la luz y las placas de plata, los primeros retratos que incluían imágenes de personas fallecidas, transformando lo que en ocasiones era un bonito detalle en un aspecto tétrico e incluso tenebroso.

Este novedoso, pero lujoso recuerdo, era lo más parecido a contratar a un pintor para hacer un retrato, que hasta ese momento había sido la única forma de preservar la imagen de alguien de manera permanente. Así, la fotografía post mortem recoge una tradición pictórica y escultórica de siglos, inspirada en el ‘Ars moriendi’, textos que explicaban al buen cristiano cómo morir y que dieron lugar a una iconografía concreta de la muerte, adoptada posteriormente por la fotografía.

La evolución de la representación del difunto se puede clasificar en tres tipologías principales: como dormido, como vivo y como muerto. Estas representaciones se popularizaron en las grandes ciudades a principios del siglo XX, donde la muerte se concebía como una forma de permanencia en el recuerdo a través de la fotografía. Esta tradición se mantuvo en algunas áreas rurales durante algunos años, hasta su completa desaparición.

Es importante contextualizar las circunstancias de la fotografía post mortem, que en ocasiones era la única forma de tener un recuerdo de alguien que nunca se había hecho un retrato en vida. Así, se convertía en la única oportunidad de preservar la memoria de los difuntos para la posteridad.

En la actualidad, se utilizan herramientas digitales para retocar fotografías de los difuntos con el objetivo de preservar su recuerdo y permitir que sus deudos los tengan presentes. Sin embargo, ya existen aplicaciones que permiten crear recuerdos digitales, como Deep Nostalgia, que “resucita” a los muertos… ¡en vídeo! Esta aplicación crea una versión digital de una persona, utilizando una mejor foto para hacer una representación digital que incluso evita el envejecimiento. Emplea inteligencia artificial para animar fotos y generar vídeos realistas de nuestros seres queridos fallecidos.