Nos ven como minorías, como si no tuviéramos derecho a opinar: Palmira Flores

Señaló que la vida comunitaria suele frenar los liderazgos femeninos.

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Redacción

- jueves, septiembre 5 de 2024

Palmira Flores García, comunicóloga, maestra en Asuntos Políticos y Políticas Públicas, y una destacada líder y representante de la comunidad triqui en San Luis Potosí, conversó con Quadratín en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Indígena para hablar sobre la participación de las mujeres indígenas en la vida pública y comunitaria.

Con la seguridad que le da su conocimiento académico y experiencia en las dinámicas sociales de su pueblo, reconoció que existen importantes barreras como el idioma, las creencias, el racismo, la discriminación y la imposición de someterse a sistemas ajenos a las tradiciones de las comunidades.

Palmira subrayó la importancia de distinguir entre dos niveles de participación para las mujeres indígenas: el comunitario y el público. En la vida comunitaria, explicó, los roles están fuertemente ligados a la estructura propia de cada comunidad, los cuales, aunque no siempre son visibles para quienes observan desde fuera, tienen un peso significativo.

Sin embargo, cuando las mujeres desean trascender del ámbito comunitario al público, enfrentan una serie de desafíos que complican su participación. Este choque entre la percepción comunitaria y pública del rol de la mujer revela una tensión latente que muchas veces frena el desarrollo de liderazgos femeninos en espacios más amplios.

Asimismo, abordó uno de los principales retos que enfrentan las mujeres indígenas que buscan participar en lo público: el idioma. Aunque muchas dominan su lengua originaria, enfrentan discriminación por no hablar bien el español, lo que deriva en actos de racismo y discriminación. Estos también se deben a que no cuentan con un grado académico que respalde lo que expresan.

La Maestra destacó una limitante estructural en la participación política de las mujeres indígenas: la necesidad de hacerlo a través de partidos políticos. Señaló que esta vía limita la participación real de las mujeres y hombres de pueblos originarios, quienes tienen una lógica organizativa distinta, puntualizando que las dinámicas del Estado suelen ser restrictivas en este aspecto.

El testimonio de Palmira refleja las dificultades que surgen cuando se intentan aplicar políticas nacionales para aumentar la participación política de las mujeres indígenas. Narró el caso de Oaxaca, donde muchas mujeres simplemente no quisieron participar debido a las implicaciones de seguridad y a las distancias que debían recorrer. Este ejemplo ilustró cómo no siempre se toma en cuenta la diversidad de los pueblos originarios y cómo, al tratarlos a todos por igual, se ignoran sus particularidades.

En el contexto de San Luis Potosí, la dinámica cambia considerablemente, especialmente para las comunidades migrantes. Sin embargo, destacó los logros alcanzados gracias al trabajo comunitario y la validación que ha recibido como representante de su pueblo, lo que ha permitido reducir la brecha.

Finalizó señalando que hablar de participación implica que realmente se materialicen los derechos que están exigiendo e hizo un llamado a la corresponsabilidad, tanto del Estado como de los representantes indígenas, para trabajar en beneficio de sus comunidades.