Sí, sin duda que resulta odioso, pero también es cierto que “se los dije”.

Sí, durante años aquí ofrecí evidencias contundentes de que, ante la imposibilidad de alcanzar la reelección, López Obrador buscaría un “Maximato” para mantenerse en el poder luego de la presidencial del 2024.

En efecto, a pesar de la ridícula entrega del “bastón de mando” a la señora Claudia Sheinbaum, López sigue siendo el “mandón” detrás del trono.

Y es que la entrega del ridículo “bastón de mando” no fue más que uno más de los espectáculos “engaña-bobos” de presidente mexicano, ya que el mando y el poder real siguen estando en Palacio.

Y la mejor evidencia de que la señora Claudia Sheinbaum no tiene la más mínima capacidad de decisión y de autonomía, es que López Obrador dictó la lista de candidatos a gobiernos estatales, sobre todo, el nombre de la candidata al gobierno de la capital del país.

En efecto, como todos saben, la señora Claudia pretendió imponer a uno de los suyos como candidato al gobierno del antiguo DF, pero de Palacio ordenaron lo contrario.

Por eso, en lugar de postular al señor Omar García Harfuch, el delfín de Claudia, como candidato a jefe de gobierno de CDMX, la candidatura recayó en Clara Brugada, la elegida de Palacio.

Es decir, que la señora Claudia no es más que títere de López Obrador, lo que confirma que luego del fraude del 2024, el verdadero mandón en México seguirá siendo López Obrador y Claudia será una tapadera.

Peor aún, también quedó claro que fueron una burla las famosas encuestas de Morena para elegir a los candidatos a los nueve gobiernos estatales en disputa en el 2024.

¿Y por qué una burla?

Porque el presidente López, y nadie más, impuso a los candidatos lacayos, no solo en Ciudad de México, sino en Chiapas, en donde “el dedo” eligió a Eduardo Ramírez; Morelos, a Margarita González; Guanajuato, a Alma Alcaraz; Jalisco, Claudia Delgadillo; Veracruz, Rocío Nahle; Puebla, Alejandro Armenta; Tabasco, Javier May y, Yucatán, a Joaquín Díaz Mena.

En todos los casos la imposición de “el dedo de Palacio” provocó fracturas irreconciliables al interior de Morena; grietas como la que en su momento generó la propia designación vertical y autoritaria de la señora Claudia, lo que arrojó del paraíso a Marcelo Ebrard, hoy en rebeldía.

Pero lo ocurrido en Morena en los días recientes no resulta novedad para nadie, por lo menos en el caso de los lectores de este espacio.

Y es que, por ejemplo, en el Itinerario Político del pasado 11 de junio del 2023, titulado: “Anuncia AMLO su “Maximato”, aquí advertí que ocurriría lo que hoy está pasando.

Así lo dije: “Como es su costumbre y su cultura política López Obrador se encargó de hacer público el control que tiene sobre la sucesión presidencial.

“Es decir, López confirmó lo que aquí hemos dicho durante décadas: que aspira a instaurar un “Maximato” en México, al más puro estilo de los populistas del siglo pasado. Sí, un “Maximato” frente a las dificultades de una reelección, que es la verdadera aspiración lopista.

“Y por esa razón primero seleccionó a los cuatro preferidos: la señora Sheinbaum y los señores Adán, Ebrard y Monreal.

“Luego dictó las reglas de comportamiento político de cada uno de ellos y, al final, se encargó de que tales exigencias se filtraran a los medios, igual que el diseño estratégico para imponer su peculiar “Maximato”.

“En pocas palabras, resulta que de los cuatro señalados por “el dedo del señor”, –Claudia, Adán, Marcelo y Ricardo–, sólo uno será candidato presidencial, en tanto que los restantes tres tendrá un “premio de consolación”, que decidió y diseñó el propio AMLO.

“Dicho de otro modo, López Obrador anunció el diseño de lo que será su desempeño como “jefe máximo” en el sexenio por venir. O si se quiere, el presidente mexicano avisó a los ciudadanos y al mundo que él y sólo él será el poder detrás del trono…

“Sin embargo, “los sorprendidos” –los dizque analistas políticos que se asustan por las formas y modos utilizados por AMLO–, olvidan que en la genética del dictador de Palacio siempre ha existido la tentación del “Maximato”, como regla básica de control político del poder.

“Pero vamos por partes.

“La ciencia política define el “Maximato” como “aquella etapa de la historia en donde un Estado pierde su autonomía a manos de un círculo político que atrapó el poder total”. En otras palabras, el “Maximato” político no es más que “el poder detrás del trono”.

“Y esa misma fórmula es la que diseñó López Obrador en su reciente encuentro con las cuatro “corcholatas” que él mismo seleccionó, alentó y cuya lealtad ha puesto a prueba en los últimos cuatro años y es la misma fórmula para elegir a los candidatos a todos los puestos de elección popular en disputa para el 2024.

“Pero tampoco asistimos a una novedad en el comportamiento del líder social y presidente actual. No, la verdad es que el “Maximato” es una pieza clave de la historia en los populismos mexicanos.

“Por ejemplo, luego de la salida de Plutarco Elías Calles del pode y la llegada de Cárdenas, se dio el Maximato durante los dos gobiernos interinos que siguieron a esa etapa de la historia mexicana.

“Calles, como todos saben, se convirtió en “jefe máximo” de la revolución mexicanos, igual que hoy AMLO pretende ser el jefe de la “Cuarta Transformación”; etapa de la historia que será defendida y custodiada por militares y marinos que son el segundo poder real en México.

“De esa manera, el “Maximato” de Obrador intenta repetir la historia mexicana y pretende colocar a López a la altura de los más reputados líderes de la historia nacional, a pesar de que el de AMLO no es más que un remedo de gobierno y un fracaso a los ojos del mundo” (FIN DE LA CITA)

Sólo falta esperar que, desde Palacio, se lleve a cabo el fraude en la presidencial del 2024 y que, con ello, López impónga a Claudia y a todos sus gobernadores y legisladores lacayos.

En el fondo, sin embargo, seremos testigos de una simulación electoral, ya que Obrador seguir al mando, con o sin basto.

Al tiempo.

EN EL CAMINO.

Por vacaciones, el Itinerario Político estará de vuelta el lunes 4 de diciembre del 2023.