• López Obrador convirtió a Sheinbaum en el blanco, en el poder de facto, en el obstáculo a eliminar, en la funcionaria puesta a prueba las 24 horas, en la mujer más buscada por la élite, además de ser la de más amigos y más enemigos en el país.

Gracia y desgracia de Claudia.

Don Porfirio la eligió como su Porfiria, con todas las previsiones para despejar cualquier duda sobre la patria potestad de la encomienda del 2024.

La entronización de la Jefa de Gobierno y la marcación del Presidente de la República, acentuada con la primera gira por la CDMX -donde se anunciaron programas sociales equivalentes al 50% del presupuesto de todas las alcaldías, 21 mil millones de pesos- a la vez que elimina cualquier espacio de independencia, autonomía o libre albedrío, envía un mensaje tóxico a Morena.

“La sucesión es herencia, es voluntad de uno, es la esencia del dogma monárquico, es reelección simulada”.

Pero a la vez es la manifestación del miedo a la traición, a la rebeldía de la autonomía, una vez que, en el imaginario de Andrés Manuel López Obrador, Claudia Sheinbaum tome protesta como presidente de la república.

La historia le dice lo contrario: el puñal siempre estará listo para ser enterrado, sin importar las previsiones.

El 5 de julio de este 2021 Andrés Manuel hizo un largo relato de 10 minutos sobre “el tapado”, como invención de Porfirio Díaz, quien al echar de la presidencia a Sebastián Lerdo de Tejada puso a su compadre Manuel González.

“Decía don Daniel Cosío Villegas que ya no estaba Don Porfirio pero que se había quedado Doña Porfiria”: López Obador. 

Sin embargo Manuel González no fue del todo un pelele y tomó distancia, en consecuencia Díaz le hizo la vida imposible al instigar un movimiento en contra, a partir de la fuerza política y social del dictador (video .https://youtu.be/rBOT_pitNDw).

En cada evento de Claudia con tintes de campaña, barniz que de tres meses atrás seca como coraza permitida por el presidente, la Jefa de Gobierno “no olvida” aclarar su origen, su agradecimiento y conciencia al proyecto obradorista de pertenencia.

Es el mensaje de vuelta al destinatario desconfiado por naturaleza, a quien ha visto pasar las traiciones de Echeverría, López Portillo, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y más.

¿Claudia puede ser un distractor de Andrés Manuel, con otro as bajo la manga? indudablemente.

Pero no hay elementos más allá de la especulación sobre esta ruta. Bajo esta premisa de la heredera única, López Obrador convirtió a Sheinbaum en el blanco, en el poder de facto, en el obstáculo a eliminar, en la funcionaria puesta a prueba las 24 horas, en la mujer más buscada por la élite del poder y la oligarquía, además de ser la de más amigos y más enemigos en el país.

Doña Porfiria tiene la ventaja de partidos opositores atestados de mercenarios y mercaderes. Se han convertido en los verdaderos obstáculos para la democracia y la fuerza de la sociedad civil.

Tiene la desventaja del viejo sistema priista reeditado por Andrés Manuel en Morena, donde sus principales enemigos conviven en casa. Donde los inconformes con el dedo presidencial no tienen más salida que el juego sucio, el golpe bajo, la violencia y el complot interno.

Pero la psique de la megalomanía y el narcisismo político piensa que puede con todo eso, que el control es lo suyo, que el cambio que dice representar mueve montañas, echa a los fariseos del templo y aplasta blasfemias.

Sin embargo a Claudia le queda un largo camino de dos años y medio que le exigirá, al mismo tiempo de hacer buen gobierno, evitar cualquier dejo de celos presidenciales. La desconfianza y el recelo es lo de Don Porfirio López, no duda en ‘desaparecer’ a quien lo contradice, lo considera indigno de su confianza, o radioactivo, como a César Yañez y Martha Bárcena.

El líder de Morena también deja ver que tiene muchas cartas, como sutil amenaza, cita a Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Roció Nahle y Tatiana Clouthier, pero quien puede ser un caballo negro es su paisano recien nombrado Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández.

Dos años y medio son una eternidad en esta hoguera de las vanidades, en un país urgido de soluciones a la interminable lista de problemas y un iluminado que los desdeña, quien además asumió como principal tarea la de dar sermones apostado en su montaña. 

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