MOMENTO DE GOBERNAR…
“Todo mi esfuerzo por un mejor San Luis”, fue la promesa de Alfredo Lujambio Cataño el 14 de noviembre pasado, mientras tomaba posesión como Alcalde interino de la capital. Ha pasado un mes, definitivamente necesita esforzarse más. De entrada, ¿lo conocen?
Como anticipamos la respuesta, le explico por qué. Lujambio no tiene arraigo en la ciudad que –por jugarretas políticas- hoy “gobierna”, desconoce el contexto local y eso ocurre porque ni siquiera radicaba aquí, toda su formación profesional y vida transcurrieron en Ciudad de México hasta antes del 01 de octubre de 2018. Eso nos ayuda a dilucidar, pero no es justificante ni lo exime de su realidad como mandatario: no puede con la administración (esa maestría en finanzas no se ve por ningún lado), todavía peor, la inseguridad gobierna en su municipio y parece no cavilar.
Su arribo al terreno del servicio público es muy reciente, fraguado por las negociaciones de su padre, el expanista y ex tesorero municipal, Alfredo Lujambio Rafols, para colarlo como regidor en el gobierno de Xavier Nava.
Antes de eso, el Alcalde interino ocupaba puestos de gerencia o dirección comercial en empresas privadas, hoy dirige una ciudad bañada en sangre y no se ve para cuando accione, ni él ni su Policía.
Los números ahora son más intensos que el cálculo: esta semana inició con 24 crímenes, 66 carpetas de investigación de la Fiscalía General del Estado (FGE), 92 detenidos y, muy bajita la mano, 58 reportes a la línea de emergencia 911. Son cifras alegres, sin denuncias hay muchos, muchísimos más.
Apenas el 11 de diciembre pasado, el edil presumía ostentoso la inversión 13 millones 135 mil pesos del Forsateg para reforzar el equipamiento de la Policía Municipal Capitalina, 24 horas después las novedosas “Body Cam” de nada servirían, el crimen organizado mató a cuatro jóvenes frente a bares capitalinos y los uniformados brillaron por su ausencia.
El nombre de Alfredo Lujambio se escribe en la historia, pero de Wikipedia, aparece en un rojo muy ad hoc con la sangre que corre impunemente en la capital mientras él solo se acomoda para la foto, sin voz, ni voto, ni nada.
Caray, sabemos que es Navidad, pero ¡hay de adornos, a adornos! Y pensar que le faltan varios meses…