Una calma que precede a la tempestad es la que se antoja en Morena, el partido con la mayor cantidad de aspirantes a gobernador de San Luis Potosí. Se suponía que desde días pasados, la dirigencia nacional a cargo del presidente Mario Delgado Carrillo y la secretaria general Citlalli Hernández Mora, debía dar a conocer los resultados de la encuesta interna, pero hasta el momento, no hay nada.
En una de esas dan el clásico sabadazo, como en los tiempos del PRI, ya ven que pese a los constantes ataques de López Obrador al «neoliberalismo», las formas de hacer política del tricolor no se los puede quitar de encima el morenismo, por más que pasen los años. Exceptuando, claro, los actos de rebeldía, que en el partido que dominó México todo el siglo pasado, quedaban ocultos, había que disciplinarse.
Pero así no actúan en Morena, por eso se prevé que terminen de pleito, porque son muchos los que quieren llegar a la candidatura y solo hay un lugar reservado. Y es que si lo ponemos en perspectiva, si en el PAN con apenas cuatro candidateables en la recta final ardió Troya, ¿se imaginan con los 13 del partido guinda?
Además, no suelen dirimir sus diferencias con altura de miras, como sería lo deseable, sino que se tiran a matar y para muestra, la disputa entre el propio Delgado y Porfirio Muñoz Ledo, quien ya se acabó la dotación de té de tila que tenía en la alacena y sigue con el coraje de haber perdido o, como él dice, que el delfín del canciller Marcelo Ebrard Casaubon le haya arrebatado la presidencia.
El caso es que todo mundo está a la espera del resultado, en medio de fuertes rumores que son dos los del dedazo presidencial: Juan Ramiro Robledo Ruiz y Leonel Serrato Sánchez. ¿A poco creían que el dueño de Morena le va a hacer caso a la encuesta? Pues no, recuerden que él siempre tiene sus propios datos.